En el metro, uno coge un ejemplar del periódico abandonado junto a un viajante de comercio que acarrea su muestrario, y se desayuna con una doble portada de las de no dejes que la realidad te estropee una buena noticia. Porque el Österreich es un periódico que ha nacido para revolucionar el infierno. Para que los austríacos se enteren de qué va la cosa. Para darle leña al mono, que es de goma.
Es, como decía mi abuela María, q.e.p.d. de la COPE, “El único que dice la verdad”. Pretenden sus responsables que los austríacos se enteren de que, desde que el actual gobierno llegó al poder, las ministras actúan con ánimo vesánico –aquí y allí qué manía con las pobres ministras-, y de que en la dulce Viena, a pesar de las apariencias, las comisarías bullen de sanguinarios criminales, casi siempre de alguna raza no homologada y de lengua bárbara. Hoy, sin ir más lejos, la noticia de portada (excepción hecha del ataque hecho a la ministra de sanidad) era que un ciudadano alemán se había merendado el contenido de la caja craneana de un ciudadano vienés. Dios me perdone pero, a pesar de que está feo hablar de los muertos, yo diría que, por la foto, el ciudadano vienés mutilado no utilizaba muy a menudo el contenido de su caja craneana.
Esta noticia que, en otro periódico, hubiera dado para un articulillo, en el Österreich da para todo tipo de detalles gore, incluyendo foto de Anibal Lecter con una máscara de cuero y alambre, y alusiones a otros casos de canibalismo pangermánico, como el de aquel señor que quedó con otro fulano por internet y se lo merendó convenientemente condimentado.
Sin embargo, creo que me estoy perdiendo: yo quería hablar de dos noticias gozosas también aparecidas en el Österreich. Una de ellas, que ya sospechaba: según los últimos estudios, y los penúltimos, este que os escribe vive en la mejor ciudad de Europa (toma ya). Los indicadores de calidad de vida dicen que Viena, Wien, Vienna, Vienne, es la ciudad que los ángeles elegirían para pasar sus vacaciones (Dagmar Koller dixit). Calidad del aire y del agua del grifo, tasas de criminalidad, funcionamiento de la sanidad, etcétera, hacen que le ganemos por goleada a otras ciudades del mundo, y, por supuesto, a mi idolatrada Madrid, a pesar de la insistente propaganda oficial.
Otra noticia güena: en el Zoo de Schönbrunn nació, hace una semana, una cría de panda gigante. La primera en cautividad desde hace muchos años. Y es que los pandas son unos bichos bonitos, innegablemente, pero perezosos para estas cosas de la procreación. Las hembras panda ovulan nada más que una vez al año y, una vez conseguido el embarazo (que dura cuatro meses, si no me falla la memoria) el cachorrito que nace es muy frágil y tiene muy pocas probabilidades de sobrevivir. Por cierto, y para terminar como empecé, el Österreich ilustró la noticia del feliz alumbramiento con un recuadrito en el que decía (aproximadamente):
Lo que nadie le ha contado todavía: así es el sexo entre los pandas.
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