He aquí sus opiniones:
Para empezar, decir que cualquier parecido con la realidad española es pura coincidencia. Esta comparación, evidentemente, es a favor del mercado austriaco.
-Pero todo no puede ser perfecto, ¿No?
Evidentemente, esta cara tiene su cruz: sin hablar alemán no te comes un colín.
En el caso de los españoles, este inconveniente no suele ser moco de pavo, dada la carencia genética que, salvo honrosísimas excepciones, tienen sus compatriotas en relación a las lenguas extranjeras. Para remediar este gap lingüístico, diversas instituciones organizan cursos de alemán en los que se puede adquirir un grado de soltura suficiente y evitar así los empleos de fregoteo.
-No será tan exagerado esto del idoma.
Que sí, quesí. Locos hay que deciden vivir en plan gastarbeiter, y no aprender la lengua vernácula así que pasen treinta años. Es una decisión tan insensata como decidir un día que no se necesitan las escaleras y no volverlas a usar. Para vivir en un país hay que aprender el idioma: es la única manera de integrarse.
-Vaya, profesor: uno a cero a favor de vivir en España.
Dicho esto: (aquí el profesor se sube las gafas con el dedo índice) los gobiernos fascistas de Hitler y Mussolini decidieron cepillarse el movimiento obrero dándole a los trabajadores legislaciones muy favorables. Muerto el perro de la reivindicación, pensaban ellos, se acababa la rabia del sindicalismo. Opinión que compartieron los primeros padres de esta segunda República Austriaca que, en un limpio ejercicio de real politik, dejaron las cosas más o menos como estaban antes de la guerra.
Por eso, el derecho laboral austriaco actual es la pesadilla de cualquier neoliberal que abogue por la flexibilización del mercado de trabajo. Lo cual, en este caso, sólo quiere decir que las relaciones entre patrones y obreros están reguladas, como casi todo en este país, de manera bastante sensata.
-No me lo creo ¿Ejemplos?
Yo he trabajado en empresas que han ido mal en España y en Austria. En ese país de ustedes los despidos se hacían sin ningún tipo de ceremonia. Un día, recibías una llamada y eras informado de que, a partir del día siguiente, podías dedicarte a la civilización del ocio. Se te pagaba el preaviso correspondiente y, si te he visto, me he quedado amnésico.
Aquí en Austria te avisan con un mes de antelación (a veces más) mediante carta que tienes que firmar dándote por enterado. Durante ese tiempo tienes derecho a librar un día a la semana (de golpe o repartido entre los cinco días totales) al objeto de buscar trabajo.
-Pero claro, los empresarios tendrán también algún medio de defenderse, ¿No? Si no la cosa sería un despelote.
Festiviguonder, querido Paco: para los que piensen que los perros en Austria se atan con longanizas, también explicaré el sistema arbitrado para que esto no sea un despelote. Es el sistema de los Zeugnisse o referencias.
-¿Ein?
Cuando tú terminas un trabajo, el profe empleador te da la notas que mereces como empleado, mediante una especie de carta, llamada Zeugniss, que tú tienes que presentar en todas tus entrevistas. Tener uno o más malos Zeugnissen es una catástrofe para tu futuro laboral, porque implica que kein schwein va a querer contratarte, ya que quedas marcado como empleado poco de fiar. Con lo cual, más te vale portarte bien.
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