Qué trabajos nos manda el señor (y 2)
-¿Y qué cantidad se considera aceptable como sueldo mínimo? ¿Podría usted dar alguna indicación, profesor?
No diré ninguna, porque todo es relativo. Sólo diré que los sueldos son relativamente un poco más altos, pero los costes de la vida (particularmente la vivienda) son mucho más baratos. Los austriacos valoran los títulos (de hecho, no puedes ir a ningún sitio sin ellos) y los consideran una inversión. Si alguien se ha tomado el trabajo –y los gastos- de formarse, es justo que reciba una compensación a cambio en forma de un sueldo más suculento.
Item más: el gobierno te subvenciona las excedencias dedicadas a formarte. Durante el tiempo que estés estudiando te paga un sueldo –escueto, pero un sueldo– para que puedas reciclarte en tu vida profesional y no que quedes anquilosado.
-No me lo puedo creer
¡Ah! Y para las mujeres que quieran tener hijos, decir que, en Austria, se tiene un periodo de baja de maternidad de hasta dos años (Dos, sí: has leido bien)
-Vaya ¿Y los horarios de trabajo?
Generalmente, las jornadas laborales empiezan antes que en España y también terminan antes, claro. Entre otras cosas porque sólo suele haber media hora para comer. Los austriacos, siguiendo el que parece ser nuestro refrán nacional (si todos nos fastidiamos un poco, al final todos estaremos más contentos) hacemos determinados sacrificios para que todo el mundo pueda estar con su familia o dedicarse a sus hobbys (lo cual es una manera, mucho más sensata que la española, de cultivar el consumo interior). Dentro de esta estrategia se encuadran, por ejemplo, los horarios de las tiendas, que a un español le parecen muy poco prácticos, acostumbrados como están sus paisanos a que los horarios comerciales sean virtualmente ininterrumpidos. Aquí todo cierra entre las siete y media y las ocho de la tarde (más cerca de las siete y media). Salvo los jueves, en que se abre hasta las nueve. Los sábados todo cierra a las seis y los domingos no abre nada. Las calles están algo más tristes, pero las gentes que trabajan en el comercio no son siervos de la gleba, como en España.
(También hay que decir que, pese a lo que dice nuestro benemérito gobierno, y lo que han dicho los anteriores beneméritos gobiernos desde principios de los noventa, si en España los hipermercados no estuvieran produciendo veinticuatro horas al día, caería el consumo con consecuencias desastrosas para una economía de tan frágiles cimientos como lo es la española).
-¿Y la precariedad?
En Austria parece ser menor que en España. Mis orejas en su país me informan de canalladas como contratos temporales de dos horas al día y cosas así. Aquí eso no se estila, simplemente. También porque sociológicamente la familia funciona generalmente hasta que los churumbeles pueden conseguirse un trabajo que les permita irse de alquiler compartido o solitario. O sea, hasta los dieciocho o veinte años. Con sueldos como los españoles para edades equivalentes y precariedades parecidas, aquí no se emanciparía ni Dios (como no se emancipa en España, naturalmente). Aunque también tengo que decir que los emancipados austriacos no se van de casa de papá con una vivienda a tutiplén, sino generalmente a cuchitriles putrefactos cuyos inconvenientes llevan con alegría porque para eso son jóvenes y pueden con todo.
-¿Alguna pregunta más?
Todas vuestras curiosidades sobre este tema las podéis enviar a la dirección de correo que aparece en el apartado ¿Te apetece saber más?
_________________________________________________________________
Deja una respuesta