La luna en el mar riela, /en la lona gime el viento/y alza en blando movimiento/olas de plata y azul
Los austriacos son los que más coquetean de la Unión, seguidos muy de cerca (no hace falta adivinarlo) por los españoles. Vamos, que Austria, según esto, sería una auténtica tierra de pasión .
Y claro, así luego pasa lo que pasa, que las fuerzas de la naturaleza se desatan y…Zasca: huracán.
Vientos de hasta 220 Km/ h (ayer, en Schneeberg) y de 112 en Viena. Airazos que han arrancado carteles, techos de edificios, que han derribado árboles, y dejado más mal que bien a ocho cristianos que estaban haciendo su vida tan tranquilamente cuando les sorprendió la fuerza desatada de la atmósfera.
El sábado por la noche fui a ver “Elisabeth” sin enormes esperanzas, la verdad. Por diferentes razones pero la principal por su protagonista, Cate Blanchet, a la que había tenido ocasión de sufrir anteriormente en “The good german” junto a George Clooney (otro actor indigesto, übrigens).
Quizá debido a las malas espectativas, debo decir que “Elisabeth” me gustó, incluso haciendo la salvedad de que la mitad de lo que se dice en la película (históricamente hablando) es mentira y el resto no se puede creer.
La película trata de los dimes y diretes que se trajeron Isabel I de Inglaterra, la reina virgen, y Felipe II de España, el rey burócrata (vaya parejita) en forma de armada invencible e intento de conquista de Inglaterra, con los resultados que todos conocemos.
Los españoles, en este flin, quedamos como una especie de yihadhistas fanáticos mientras que Isabel/Blanchet va de visionaria que fuma cosas y corre detrás de las jovencitas. Los ingleses nos combaten con cuatro cascarones, mientras que los españoles tapamos el horizonte con las velas de nuestros barcos. Los ingleses ganan porque hay una oportuna tormenta y a los españoles solo se nos ocurre rezar pidiendo que cese el huracán. Leyenda negra a tutiplén, vaya. Qué perezón.
De Jordi Mollá, mejor no hablar.
Mientras veía la peli, pensé en la reina de Inglaterra ¿Cómo debe de sentar que hagan pelis sobre tu familia? (Bueno, eso no sólo le ha pasado a la reina de Inglaterra, claro: me viene a la cabeza Lolita Flores). Empecé a pensar en cómo sería una película sobre mi familia propia y estaba yo tan entretenido haciendo el reparto cuando la visión de la Blanchet a caballo me sacó de mis meditaciones.
(Por supuesto, en mi película, mi papel de mí mismo lo hubiera hecho Javier Bardem, con el que guardo un considerable parecido)
¿Lo mejor de la noche? Explicarle a la concurrencia austriaca, en medio del distrito 1, la mecánica del famoso juego infantil de:
De un barco inglés (de un barco inglés)
Y en cada puerto tengo una mujer
La rubia es (la rubia es)
Fenomenal (fenomenal)
Y la morena tampoco está mal…
Ahora, que vernos, sí que hubiera valido el precio de una entrada.
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