Títulos de crédito de Falcon Crest
Yo siempre fui más de Falcon Crest y de Dallas. Dinastía me parecía (y me sigue pareciendo) una horterada monumental. Tengo clavada en la memoria la voz española de Joan Collins, chirriante, plástica, como todas las voces malas de doblaje; y Linda Evans siempre me pareció una mujer insulsa que se merecía todo lo que le pasaba por boba y por trijte, más que trijte.
Pero en cambio, Falcon Crest y Dallas…No había color. Empezando por las cabeceras. Aquellas cabeceras ya eran, por sí mismas, declaraciones programáticas. Como diciendo: “Reinas, aquí nada de todo a un euro: si la prota se bebe una copa de champán, es del bueno, pasamos del garrafón”.
Lorenzo Lamas, el rey de las camas o a los ligones de discoteca también nos gusta dormir calentitos, reley.
Ahora que lo pienso, es curioso cómo los dos hermanos se definían por sus mujeres. La mujer de Bobby (Patrick Duffy) era Pamela (Victoria Principal): esa mujer que llevaba los riñones en el bolso porque no le cabían en su cinturita de avispa y que, con el tiempo, terminó anunciado Age Breiker (decíamos ayer). Y la mujer de Jota Erre era la simpar Sue Ellen, espejo de borrachas, modelo de alcohólicas con corazón de oro, que sufrió una transformación porque el público se encariñó con ella.
En las primeras temporadas, Sue Ellen secundaba todos los planes de su malvado esposo y se reía sin pudor de la soplagaitas de Pamela, pero conforme pasaban los episodios fueprogresando hacia la bondad. Luego, estaba la madre de Jota Erre, Ellie, que era Barbara Bel Geddes, una estupenda actriz de teatro que había acompañado a James Stewart en un romance improbable y asexual en Vértigo, de Alfred Hitchcock. Por cierto que, como Bel Geddes se quedaba viuda en el primer episodio (la muerte del marido desencadenaba las tramas por la lucha de poder en la Ewing Oil Company) andando el tiempo los guionistas le buscaron un novio que interpretó Howard Keel, el protéico leñador de “Siete Novias para Siete hermanos”.
Jota Erre también tenía una hermana del modelo “mis domingas llegan diez minutos antes que yo” que se llamaba Lucy y que interpretaba una actriz pequeñaja y pechugona llamada Charlene Tilton. Esta chica siempre se las apañaba para estar calentándole el reostato a algún vaquero, o para salir en bikini en la piscina de Southfork –el rancho en donde vivía la familia Ewing en tensa promiscuidad- en unas poses diseñadas para el calendario del taller de coches más infecto de Carabanchel. Digamos que era la versión Dallas del personaje de Lorenzo Lamas –el rey de las camas- en Falcon Crest.
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