Italianos mancos !Uníos!
(Pascua en Italia: reflexiones)
25 de Marzo.- Como ya conté ayer, he pasado este fin de semana largo en Italia (lo cual, para quien vive en Viena, es como decir que ha hecho una excursión a Valencia, para el que vive en Madrid). Udine se llama la ciudad en donde he parado. Es una especie de enorme centro comercial al que los austriacos peregrinan aún, pensando que, de la frontera hacia Italia, los precios son más ventajosos que de la frontera hacia Austria.
Udine está al pie de los Alpes (de hecho, desde la ciudad se domina una impresionante panorámica de la muralla que separa la península itálica del resto de Europa) y normalmente su clima es más templado que en el interior (a cosa de una hora de coche está el mar, lo que también ayuda). Viajar a Udine, normalmente, supone un alivio para los fríos centroeuropeos. Esta vez, sin embargo, no ha sido así, y nos hemos enfrentado con una Italia invernal y borrascosa.
Quiero dejar aquí, sin embargo, algunas reflexiones:
-Primera, Italia es un país que me pone de muy buen humor. Como cantaba Carmen Sevilla, “No es mejor el día, ni cambió la primavera” pero es poner el pie en Berlusconilandia y me sube la bilirrubina. Será porque la gente habla alto, será porque se toca; será porque se ríe, será porque las señoras mayores llevan mechas como en España…No sé.
-A pesar de eso, quisiera decir que en Italia los camareros y camareras son muy maleducados. O sea, que pueden llegar a ser desagradables hasta el extremo de que cuanto más les conoces, más quieres a tu perro (gato, en mi caso). Y uno, francamente, ya no está acostumbrado. Porque en Austria te besan los pies si da lugar. En Italia el cliente siempre es un bulto sospechoso.
–En Italia es una desgracia nacer feo o manco ¿Y por qué? Porque los italianos tienen auténtica fobia a la fealdad y al desaliño. Salen a tirar la basura maqueados como para ir de boda. En ellos particularmente, esta afición a la moda llega a extremos patológicos. Ya no hablo de los vaqueros con el tiro diseñado para producir problemas de fertilidad, sino de las gruesas capas de maquillaje graso que algunos fulanitos llevan por la calle, o de los peinados realizados mediante los últimos adelantos de la industria peluquera. Es que ,además, la gente lleva ropas interiores con relleno (frontal,posterior o las dos cosas a la vez) y algunos otros postizos que, además de un poco ridículos, deben de ser incomodísimos. Eso sí, estilazo, tienen a chorros; uno se sentía una piltrafilla sin estudios (y eso que salió equipado con la moda de Italia adquirida en la operación shop til you drop). En cuanto a la desgracia de nacer manco, es que un italiano que no pueda hablar con las manos ni es italiano ni es nada. Y eso que Udine es el norte, que teóricamente es el País Vasco de Italia. No quiero ni pensar lo que debe de ser Sicilia.
–Las presentadoras de la tele italiana son clónicas, no importa la cadena. Para que nos entendamos: modelo Telecinco primera época. Mujeres de belleza exuberante (noblesse oblige)y estatura de equipo olímpico femenino de baloncesto. Todas parecen soñar con ser la próxima Sofía Loren (sueño imposible, porque Sofía sólo sólo hay una). Los presentadores masculinos les llegan a todas por la cintura y, generalmente, son señores cincuentones (cuando no más) que ofrecen fajos de billetes con aire de vendedor de coches de segunda mano con antecedentes penales.
–Viena, como decía ayer, alcanza el grado mausoleo en la escala Travolta para medir la vida nocturna. Y eso que Udine es un sitio provinciano al que se va a lo que se va (o sea, a shop til you drop, ya lo decía yo antes). Y, aunque generalmente las odio, la verdad es que se echan de menos esas situaciones en las que parece que, estés donde estés y en el bar en que estés, siempre parece que estás interpuesto entre alguien y la puerta del servicio más cercano. Cómo añora uno esos codos clavados en su bazo y su esternón. Esa música a todo meter. Esa obligación de saltar al ritmo de la canción de moda porque estás tan constreñido por la masa que dejas de ser dueño de tus movimientos…Ays.
(Con la ventaja de que en Italia está TOTALMENTE PROHIBIDO fumar en los locales, que es lo mejor del mundo)
-Por cierto, y ya la última y más increible: en Italia, cuando se pide un bebercio en un local cualquiera, PONEN TAPA (¡Y gratis!). La mera pretensión de lo mismo, en Viena, hubiera hecho fallecer de un síncope a más de un camarero.
Los pobres aborígenes a los que yo les hacía notar esto me indicaban que “en Viena, en los bares de cócteles ponen panchitos” (¡No te jiba!). No, si el que no se consuela es porque no quiere.
Ah, la bella Italia…
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