Día de la banderita
16 de Junio.- En estos momentos, la selección austriaca y la selección Piefke (también conocida como selección alemana) están de los nervios esperando el partido que decidirá la eliminación de una de las dos -todo apunta que el modesto fúmbol austriaco tiene todas las de perder-; los corazones saltan en los pechos henchidos de ardor futbolero, y esta agitación cardiaca tiene su manifestación más visible en las calles, que están llenas de banderas. Sin duda, los fabricantes de flamígeras telas con los colores nacionales de cada país participante, SE ESTÁN FORRANDO. Porque, allá donde vayas, sólo ves banderitas y banderolas, particularmente en los coches, como si la ciudad estuviera tomada por el cuerpo diplomático. He aquí algunas istantánias que he hecho estos días. Para empezar, estos gentiles aficionados suecos utilizando la bandera de su patria como audaz complemento estético

Asimismo, también ha estado la variante ventanera. En la foto, un audaz ciudadano alemán que ha decidido salir del armario de su alemanidad poniendo la bandera de su tierra en la ventana de su apartamento.

Pero también, como comentaba hace unos cuantos posts, los ha habido que han decidido adornar sus balcones con flores de los colores patrios, cortejando a la bandera del país de los valses. Esta vez, una bandera hasta con su aguilucho y todo. Que parece que no, pero impone mil.

Clásico modelo de bandera croata en auto…

La bandera griega…

La bandera austriaca, eso sí: esta vez sin aguilucho…

Y, por último, una bandera austriaca al ladito de una italiana. Porque Viena es un sitio en donde no se priva nadie de nada.

El partido está en sus previos, a punto de empezar. Y yo, naturalmente, voy con los pobres austriacos. Porque es de caballeros tomar siempre el partido del más débil.
Que Gott reparta suerte.
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