ACTUALIZACIÓN (22:45): Los expertos se inclinan por a) Una nueva gran coalición (para lo cual los líderes de los partidos han demostrado cierta disposición) o b) una coalición Partido Popular-Strache-Haider; el resto, parecen quedar descartadas.
ACTUALIZACIÓN (22:31): Se suceden las valoraciones: desde la honda decepción del partido conservador, que duda entre buscar criada o ponerse a servir (coaligarse o pasar directamente a la oposición); a la alegría de los de Strache y, sobre todo, la de los de Haider, que se han encontrado con un porcentaje de votos que no se esperaban, sobre todo después de que Westenthaler, el anterior jefe del BZö casi condenase al partido a la desaparición. El FPÖ, según todos los análisis, ha ganado votantes de todos los partidos (claro indicio del voto de castigo que ha caracterizado estas elecciones). Otro fenómeno del que no hemos hablado y que también refleja el desencanto del electorado ha sido la fuerte abstención.
SPÖ (Partido socialista): 29,71% de los sufragios
ÖVP (Partido popular austriaco): 25,61%
FPÖ (Strache) : 18,01 %
BZÖ (Haider): 10.98%
Grünen (Los verdes): 9,79%
Las dos cosas que llaman la atención son: a) el estrepitoso batacazo verde y b) la espectacular subida de los partidos de la ultraderecha, representados por Strache y por Haider, por quien nadie daba un duro (digo, un euro) al principio de la campaña electoral. La conclusión obvia es que los dos grandes partidos han pagado los dimes y diretes de la llamada Gran Coalición. Ha habido un clarísimo voto de castigo a las alternativas tradicionales, a favor de Strache (que ha aprovechado muy bien el descontento de las clases medias bajas urbanas, que son las más golpeadas por la crisis económica y por la creciente competencia de los inmigrantes por los puestos de trabajo menos cualificados) y a favor de Haider, que viene precedido por su buena fama en la región en que gobierna.
A partir de aquí, todo puede pasar pero es evidente que la ultraderecha, incapaz de formar gobierno por sí sola –la aritmética manda- puede llegar a tener la llave del poder en este momento. Se barajan varios escenarios a cual más divertido: un gobierno en minoría socialista, lo cual garantizaría una gobernación inestable del país, con acuerdos puntuales (más leña al fuego), un gobierno que reeditase el pacto que llevó a Haider al gobierno con el Partido Popular, pero esta vez con Strache (cuyas ideas radicales a propósito de los extranjeros y la Unión Europea le han propulsado hasta ser la tercera fuerza de la política austriaca); un pacto Strache- SPÖ (una alianza contranatura pero que evitaría otra Gran Coalición; aunque esta última posibilidad es bastante improbable porque ninguna de las dos fuerzas políticas está dispuesta al acuerdo) y, por último, una Gran Coalición, al estilo de la que ha estado gobernando, de manera tan inestable, durante el último año y medio (una alternativa que necesitaría una profundísima renovación de la actitud de los dos grandes partidos).
Ya los sondeos adelantaban que Strache iba a ser un hombre con el que habría que contar a la hora de formar el próximo gobierno. La incógnita eran los demás partidos pequeños. El gran batacazo han sido los verdes, que parecen abocados al mismo papel minoritario que, en España, representa Izquierda Unida (citando a Sabina, un partido “honrado, trabajador, pico de oro, pero desfasao”). Los demás partidos pequeños, los comunistas y el resucitado Foro Liberal, no han conseguido representación parlamentaria.
Los verdes no han sabido capitalizar el entusiasmo de los votantes (que los percibían como poco prácticos –abogaban por la subida de la gasolina y por otras medidas un tanto utópicas para parar el calentamiento global, un problema que, con la que está cayendo, al ciudadano medio le parece un poco ajeno).
En cuanto a la cuestión de “los extranjeros” (aquí hay que traducir “los inmigrantes”). Habrá que ver qué peso terminan teniendo los dos partidos de ultraderecha en el gobierno.
En fin: ahora, es el turno de la aritmética. De momento, los principales actores de este incómodo camarote de los Hermanos Marx ya se están dando de lapos moderados por la ínclita Ingrid Turnher.
Seguiremos informando.
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