Porque si bien los socialistas han ganado (pero menos, con los peores resultados de la historia de la Zweite Republik) en las filas conservadoras el mundo nunca volverá a ser el mismo. Hoy, escuchaba yo en la radio esas encuestas que son una especie de segundo plebiscito, y allí que opinaban los ciudadanos ejerciendo su derecho a la libertad de expresión. Mayoritariamente, que los políticos hicieran lo que les saliera del Stephansdom pero que, por Dios, otra coalición rojinegra no, que ya no tiene el país el cuerpo para esos sustos. Strache (alias Mister Photoshop) sin caber en él de gozo (cosa ya difícil, porque él vive en el gozo perpétuo de haberse conocido) ha dado un diagnóstico de la situación según se ve desde su dieciocho por ciento de los sufragios. Escuchemos la voz del supertacañón:
Quisiera reincidir en una opinión que ya esbocé ayer, pero que no rematé: no es que ayer, domingo 28 de septiembre, los austriacos se levantasen más derechistas que otras veces y acudiesen a votar inspirados por un vivo fervor nacionalista. Lo que sucedió ayer fue, clara y simplemente, el voto de castigo contra la coalición rojinegra que ha gobernado el país capitaneada –es un decir- por Alfred Gusembauer. Por lo demás, señoras y señores, en este país casi todo sigue como estaba el sábado. El otoño va llegando por su paso y, de momento, no es de temer que a los extranjeros se nos obligue a llevar distintivos visibles. O sea, que la noche de los cristales rotos queda aplazada hasta nuevo aviso. Pero es que es más: muchos extranjeros han votado al FPÖ. Los analistas coinciden con el perfil de votante que yo daba ayer: hombre, de clase social media baja y con un expediente académico no muy brillante: los que pueden creer en un programa económico tan irrealizable como el de los azules y, aún más, los principales damnificados por la llegada a Austria de la mano de obra barata procedente de los nuevos miembros de la UE. También hay que especificar que los votantes del FPÖ votan, sobre todo, contra los extranjeros de perfil musulmán (turcos) a los que perciben como culturalmente extraños.
Otra gran mina de votantes para Strache han sido los desencantados del partido conservador. Como intentaban convencerme a mí unos aborígenes a los que yo expresaba mi escándalo, conservadores ellos de toda la vida:
La política de los conservadores hacia la UE ha sido otro de los grandes pesos que ha desplazado el voto. Austria es la frontera de la UE rica y, desde aquí, se percibe a países como Rumanía –pongo por caso- como países cuya competencia económica no es comparable a los estándares mínimos. Esa misma existencia de dos Uniones Europeas: el corazón centroeuropeo rico (Francia, Alemania, Austria) y el resto, hace que indivíduos como Strache y partidos como los que subieron ayer, suban.
-¿Turquía en la UE? Los turcos no son europeos. Siempre han sido Asia Menor, desde los romanos –dicen otros.
A ver lo que les sale.
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