
Por eso sorprende mucho ver a este chico, Kohl, que quedó tercero en una carrera internacional y prestigiosa, y de quien se ha sabido ahora que se ayudó de una sustancia prohibida (Eritropoyetina) para conseguir su victoria. En las fotos, Kohl es un feo centroeuropeo, Habsburgo. Los labios carnosos y colgantes, la nariz sin forma, fofa, caida. Los ojos globosos y húmedos, tristes, de un azul oscuro. Ayer, el culpable convocó una rueda de prensa para confesar su delito y sus declaraciones, destacadas hoy por la prensa autóctona, pregonan la manera de ser de este país:
También se supo ayer que Haider, en el momento de morir, llevaba en sangre una tasa de alcohol casi tres veces la permitida. Otro caso de doping, si bien se mira. Cuando se ha sabido, eso sí, se ha ido a tomar viento fresco la discreción que se había llevado hasta ahora en relación a este suceso. Fuera respeto, fuera madre nonagenaria, adiós a las húmedas declaraciones de su sucesor, a quien todos vaticinan un porvenir político más breve que el de los caramelos a la puerta de los establecimientos educativos.
Seguramente, ayer, entre los 4000 asistentes al funeral que se ofició por Haider en la catedral de Viena, hubo gente que comentó que uno de los problemas de los vivos del BZÖ es que el muerto llevó siempre una política de eucaliptus. Estos árboles de crecimiento tan rápido absorven todos los recursos que tienen a su alrededor y no dejan que nada crezca cerca de ellos. Haider nunca permitió que, cerca de él, pudiera haber personajes que le hicieran sombra. De ahí que los actuales dirigentes del BZÖ, como los ministros que se incorporaron con Haider al gobierno austriaco allá en los tiempos gloriosos de la coalición con el öVP, sean personas más bien grises. Gentes de segunda fila. Los que no lo eran, como Herr Grasser, o sea, Herr Swarovski, se iban en cuanto empezaban a descollar. Es probable también que el BZÖ adopte una estrategia en la línea de la CSU alemana, y se fusione con el potente partido de Strache a nivel nacional aunque, en la región de Carintia, conserve sus siglas.
Y ni siquiera el doping financiero inyectado a las bolsas (esa viagra tintineante) ha conseguido que las bolsas se mantengan pujantes; los índices han sufrido el gatillazo número n. Ayer, un economista muy sensato dijo en TVE que nos enfrentamos a un 11-S financiero y que, de momento, estamos apagando el incendio y controlando la polvareda del derrumbe. Cuando las nieblas se disipen, ya se verá.
Miedito que me da.
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