Mis amigos se ríen de mí:
–Qué poco se necesita para hacer feliz a Paco.
Yo sonrío más: no saben que, por un momento, incluso albergo la idea insensata de no salir de casa en los próximos cuatro días y darme un banquetazo de letra impresa. Pero, ¿Por dónde empezar?
Colonia, de noche, se parece bastante a Alcorcón. O a mi pueblo –y al de Penélope Cruz- en las noches de fiesta patronal. Botellas vacías, papeles, gente meando en los portales…Si no fuera por el frío, como en casa, vaya. Lo de la falta de personalidad es culpa de los aliados, que bombardearon la ciudad hasta dejarla hecha un solar –sólo se salvó,gracias a Dios, la catedral-: Avanzamos por lo que parece el rastro de la marcha de los muchachos de Atila. Enontramos un local del que sale música. Entreamos. Los alegres ciudadanos disfrazados trasiegan cañas de un tamaño razonable. El largo pasillo termina en una habitación más grande que hace las veces de pista de baile. Pronto descubrimos que la mitad de la concurrencia está formada por un grupo de maternales lesbianas (aunque las más jóvenes, con pinta de presas de un reformatorio, resultan más bien amenazadoras). La otra mitad de los parroquianos son un grupo de rumbosos españoles –se les nota en que pueden bailar la música moviendo las caderas y ya lo dijo Shakira: hips don´t lie-. Me acerco a ellos: una chica vestida de flamenca habla con su novio. Les abordo. Son de Valencia. Vacaciones. Visitando a un amigo, vestido de Popeye, que inmediatamente se acerca para preguntarme si vivo en Colonia (intención evidente de establecer conmigo un acuerdo amistoso). Cuando se entera de que vivo en Viena se deslusiona bastante. Hablamos de La Pepica y de otros templos gastronómicos de la ciudad del Turia. La chica se lamenta de que ha perdido la peineta. Pronto hay diez personas buscandola por el suelo. Un tío gordo se me acerca y me pregunta a gritos –por encima de la voz de DJ Ötzi– si soy de Albacete. No. Soy de Madrid. El gordo, con una perplejidad que sólo entiende él:
-Y entonces, ¿Qué coño haces aquí?
Decido irme a echarme unos bailes con las lesbis. Me parece lo más seguro.
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