Domingo en martes

2 de Junio.- Aprovechando que ayer fue Pentecostés (Pfingsten, auf deutsch) aquí el que esto escribe decidió prolongar el fin de semana largo un día más, y cogerse el martes de vacaciones. He aprovechado para cumplir mi deber cívico de votar por correo (cinco minutos me ha costado gracias a una inusual eficiencia del cuerpo diplomático español, que me envió la documentación necesaria) y para hacer una excursión a Eggenburg (sobre estas líneas y hasta nuevo aviso) y a Retz.
Las dos son ciudades amuralladas que están en Niederösterreich (Baja Austria) y forman parte de una comarca agrícola (vinícola) que está a tres cuartos de hora de Viena aproximadamente. Es curioso cómo en tan poco espacio geográfico, se pierde completamente la noción de Gran Ciudad y uno se adentra en un lugar tranquilo y pacífico, muy silencioso incluso en un día laboral. La gente, asimismo, es más blanquita y más rubia que la media general en Viena.
La foto que encabeza estas líneas es de la plaza mayor de Eggenburg en la que, aparte de su fuente correspondiente hay varios edificios de mérito, como esta casa de abajo, llamada casa de Grafito por la técnica de la decoración de su fachada.
La iglesia parroquial de Eggenburg, adosada a la muralla, es románica y data del siglo XIII. Es sólida y bastante impresionante.

La muralla de Eggenburgle dio fama de ser la ciudad mejor fortificada de la zona a partir del siglo XV. En la actualidaad, desde las altas paredes, se disfruta de una bonita panorámica del contorno. Asimismo, se puede hacer el paseo a pie (yo no lo he intentado). Las indicaciones dicen que se tarda alrededor de una hora y media.

A unos veinte kilómetros está Retz, población vinícola por excelencia. Esto que se ve en la foto es la plaza mayor y el edificio amarillo, a pesar de lo que puede parecer a primera vista, no es la iglesia, sino el ayuntamiento de la localidad.
Este hecho tiene una historia curiosa. Durante el predominio protestante en la Baja Austria, el templo, bajo la advocación de la Virgen María, se desacralizó (los protestantes no rinden culto a la virgen). El pueblo necesitaba un ayuntamiento, así que el municipio compró el edificio y lo destinó a ese fin.

Este es el cine de Retz guardado también por una imagen de la virgen con el niño. Suerte que la buena de María no mira hacia abajo, sino que está encantada con la gracia divina. No sé qué diría si viera que justo debajo de donde ella está se anuncia Illuminati (ángeles y demonios, creo que se llama en España).


Por último la fuente del pueblo. El último domingo de septiembre, las dos fuentes de Retz no manan agua, sino vino tinto y vino blanco; para que quien quiera, durante dos o tres horas, pueda servirse a su gusto un vasito (las multitudes acuden desde gran distancia, porque ya se sabe que lo gratis siempre tiene mucho éxito).

El subsuelo de Retz está perforado por una red de más de 20 kilómetros de bodegas (véase el plano). Curiosamente, las bodegas están taladradas en una masa compacta de arena de playa (doy fe). En tiempos prehistóricos, la llanura de Retz fue el lecho de un enorme mar. A veinte metros por debajo del actual nivel del suelo aún hay arena de aquellas playas que no conocieron el calendario ni las huellas de ningún pie humano.
Hoy las bodegas se siguen utilizando para solaz turístico y para usos particulares (la mayoría son propiedad de los dueños de las casas que tienen encima).

 


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