15 de Junio.- Unas amables lectoras me piden sitios de Viena que visitar. He aquí los lugares a los que yo iría si tuviera un día:
1.- Empezaría como a las nueve de la mañana: Línea de metro U4 hasta Schönbrunn. Antiguo palacio de verano de los emperadores austriacos, sólo por los jardines ya merece la pena una visita. Desayunaría en la Gloriette, que es un pabellón desde el que se domina todo el conjunto y luego, si el tiempo no me apremiase, haría un tour por las dependencias palaciegas. Existen dos o tres modalidades en las que se pueden ver desde lo mínimo imprescindible, hasta todo lo que hay expuesto. Hay audioguías en español.
2.- Son más o menos las doce de la mañana. Otro cuarto de hora de metro para llegar a Karlsplatz/Oper. Si sales del metro por Karlsplatz puedes ver la iglesia de San Carlos Borromeo (Karlskirche) que da nombre a la plaza. Bueno, en realidad no es una plaza, sino un gran espacio que está urbanizado como Dios le dio a entender a los vieneses del siglo XIX. Dos pasos y está uno en el local de la filarmónica de Viena (lugar desde donde se retransmite el concierto con el que el mundo saluda el año nuevo). Cinco minutos más hacia la izquierda está la Ópera estatal (Wiener Staatsoper) y, por lo tanto el principio de
3.- Kartnerstrasse: frente a la ópera está el Hotel Sacher (no te olvides de comprar una tarta para tus conocidos aunque, si no quieres tener que vender un riñón a alguna red ilegal de transplantes de órganos, siempre puedes hacerte con una copia muy apañada de la famosa tarta en cualquier supermercado). Aquí puedes elegir tu propia aventura: o bien tomar la Kartnerstrasse hasta la catedral y luego el Graben, o bien, atravesar los jardines del Hoffburg por el Albertina, llegar hasta Heldenplatz en el Hoffburg, ver la puerta de San Miguel para llegar al final del Graben y luego, a la catedral. Son las doce o la una, ya va habiendo hambre, así que buscamos un lugar para comer. Cerca del Albertina está el Reinthaler, en donde podrás comer sabrosa cocina vienesa a muy buen precio.
4.- La tarde, que empezaría idealmente con un café en el Tirolerhoff, que está en la plaza del Albertina, se puede dedicar también a ver la Cripta de los Capuchinos, en donde están todas las tumbas de los emperadores austriacos o bien, a hacer una visita al Naturhistorisches Museum o al Kunsthistorisches Museum, dependiendo de si, de pequeño, fuiste más de ciencias que de letras (los de ciencias, rama bio-sanitaria). Son las seis ¿Dónde podremos merendar? En estas fechas, toca un heladito. Si tienes un plano a mano, llegarás a la catedral y, todo recto hacia Schwedenplatz encontrarás una gran heladería (Zanoni & Zanoni) que está muy bien. Aunque la heladería vienesa con más solera es Tichy, que está en el distrito 10, concretamente en el número 13 de Reumanplatz. Si te sientas en su terraza comiéndote una ración de los famosos eis marillen knödeln, podrás ver una piscina art decó, el Amalien Bad.
5.- Ya hemos alimentado el cuerpo y el espíritu. Si te apetece mover un poco el esqueleto, puedes coger la línea 1 hasta Kagran y terminar en Copakagrana. A la sombra de los rascacielos vieneses más modernos y de los edificios de la ONU está este complejo en el que podrás encontrar bares de salsa, restaurantes de todas las nacionalidades, helado y diversión. Podrás admirar, además, otro de los atractivos de Viena, que la ha hecho famosa a lo largo y ancho de la Tierra planetaria: el Danubio.
Si tu estancia en Viena sólo dura un día, lo habrás aprovechado bien. Si dura más, habrás hecho un reconocimiento general de la ciudad que te servirá para posteriores visitas, más exhaustivas.
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