La fuerza de la costumbre

foto: www.drnorimaki.blogsome.com

16 de Julio.- Este blog, en principio, no debería ocuparse de la actualidad internacional (de la española especialmente) pero hoy quisiera hacer una observación que la entronca con la actualidad austriaca y que, como dijo el clásico, “sigue bien el conceto de la materia que sigo”.
Desde aquí, una de las consecuencias más perceptibles de la crisis que ha herido el edificio económico español, es que los periódicos se han vuelto mucho más sensacionalistas de lo que eran (y ya lo eran mucho).
Hablo sobre todo de los periódicos en línea, que sigo con asiduidad, aunque los programas informativos televisados, por lo que se me alcanza, están llegando a cotas de abyección y de bajeza que parecían imposibles hace sólo cinco años.
La crisis, que ha podrido el tronco de la economía española, va extendiendo su moho, su descomposición gris y húmeda a la sociedad, a través sobre todo de la prensa escrita. La población española, por esta vía, está enfermando sin apenas darse cuenta, y lleva camino de convertirse en una colectividad cabreada, tensa, neurótica, cerril y sedienta de sangre.
Para que se vea lo que quiero decir pondré dos ejemplos que han ocupado las portadas de los periódicos durante los últimos días (quizá para cuando mis lectores paren su atención en ellos, sean noticias atrasadas, sustituidas por otras más espeluznantes, pero eso no les quita validez ilustrativa).
En Pamplona, durante los Sanfermines anuales, uno de los hombres que corren delante de los toros fue corneado por una fiera y los servicios sanitarios no pudieron hacer nada por salvarlo. Casi instanteaneamente, sin tener ningún tipo de consideración hacia la familia del fallecido, todos los medios publicaron imágenes en movimiento y estáticas de la muerte del hombre, amparándose pretextos de prístina apariencia pero realidad maloliente. Al día siguiente, en el mismo marco, uno de los corredores fue corneado en el cuello de manera espeluznante. El animal, en su furia, le desgarró la ropa dejándole, amén de ensangrentado, con las vergüenzas al aire. La foto de aquel hombre medio desnudo, con el cuello agujereado y la sombra helada del terror en el rostro, estuvo en el aire (en internet) hasta que alguien decidió sustituirla por un primer plano más púdico. El sexo del hombre ya no era visible (el periodista sin duda pensó que era mejor que los niños y los adultos vieran a un hombre despanzurrado y no un hombre despanzurrado con el pene al aire). Así siguió la foto.
Días después, en el hospital madrileño Gregorio Marañón, y debido a un error médico, muere un bebé de padres marroquíes, cuya madre había fallecido antes (desgraciadamente) a causa de la gripe porcina. El espeluznante hecho, reconocido rápidamente por el hospital, fue amplificado hasta la extenuación por los medios de comunicación españoles que abundaron en todo tipo de detalles pornográficos a propósito del suceso, e incluso mostraron fotografías que, por puro tacto hacia el único superviviente de esa familia (un joven de algo más de veinte años) no existía ninguna excusa para mostrar (me estoy refiriendo a una fotografía en la que el hombre, solitario, avanza con el ataud blanco de su hijo en los brazos).
Me niego a citar, por su crudeza, algunas de las opiniones vertidas en tertulias televisadas y radiadas por cientos de expertos de ocasión. Como ser humano me agreden y creo en el deber que todos tenemos de servir de dique a la porquería.
Por contraste, quisiera poner sólo un ejemplo de los medios austriacos.
Durante la última fiesta nacional de los Países Bajos, un indivíduo, sirviéndose de un coche, intentó atentar contra la familia real holandesa y terminó arrollando a varias personas congregadas para ver el desfile, ante la horrorizada mirada de los asistentes a lo que, en principio, estaba destinado a ser una ocasión festiva.
Inmediatamente, la web del periódico austriaco Standard publicó una fotografía en la que se veía el coche impactando contra la multitud. Las indignadas reacciones de los lectores, o sea, de la sociedad civil, no se hicieron esperar, obligando al periódico a retirar la foto.
Mi pregunta es ¿Dónde están los lectores españoles? ¿Por qué yo no he leido ni una sola reacción a propósito de la publicación de las informaciones de las que hablaba más arriba?
La costumbre, la perversa y embrutecedora fuerza de la costumbre…

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Comentarios

5 respuestas a «La fuerza de la costumbre»

  1. Avatar de amelche

    Por no hablar de todo lo que se ha contado de Michael Jackson en las últimas tres semanas… Pero ahí no sólo ha sido la prensa española, sino también y, sobre todo, la anglosajona la que ha echado leña al fuego continuamente para que no se apagara la llama.

    En el caso del chico que murió en el primer encierro que mencionas, sí leí comentarios en el periódico (creo que El Mundo) diciendo que retiraran la foto, que igual había gente de su familia y amigos que se enteraban de su muerte por la prensa y no era justo. Pero parece ser que la alcaldesa o las autoridades en general decidieron publicar la foto a propósito porque no llevaba documentación y querían que lo reconocieran.

  2. Avatar de Paco Bernal

    Hola!
    Pues me dejas mucho más tranquilo…De todas maneras, yo veo los telediarios españoles y lo flipo. Los de aquí podrían pasar la censura de la superiora de un convento.
    Saludetes

  3. Avatar de m.
    m.

    A mí lo que revienta es la hipocresía. Dicho esto: los medios de comunicación españoles dan VERGÜENZA AJENA. En mi casa, el “patrón” se empeña en ver los informativos de Antena 3 y/o Telecinco a la hora de cenar. De nada sirve que yo pida los autonómicos de mi comunidad, en los que no hay morbo, ni sensacionalismo, ni noticias ABSURDAS abriendo el informativo (en plan: “A un hombre se le revientan los testícuos cuando intentaba saltar una valla para colarse en un partido de fútbol”). Nada, no hay manera: en vez de rigor y seriedad, tengo que tragarme la sangre y el hígado. Lo siento, pero es que ME ALTERAN esos informativos. La imagen que se da de España es la de “infierno en la tierra”.

    En cuanto al otro tema que comentas: los lectores españoles SÍ QUE SE QUEJARON del tratamiento que se le dio a esas imágenes. Había muchísimos comentarios en los periódicos online y muchas cartas al director que se quejaban del tema. Yo, de lo que me quejo, es del tratamiento que se le dio a la noticia. Abrieron informativos nacionales con ella (incluso en la tele PÚBLICA, que ya tiene delito) y le dedicaron minutos y minutos y minutos. Venga sacar fotos de archivo, entrevistar a los vecinos (“era tan buena persona”) y dale que te pego. ¿Esto es noticia para abrir un informativo y dedicarle semejante cantidad de tiempo? ¿En serio?

    Por otra parte, a mí me parece que hay una hipocresía con estos temas TREMENDA. Mucho horario de protección al menor y mucho escandalizarnos por estas imágenes (que entiendo duelan a la familia de la víctima) pero, ¿no somos un poco incoherentes? Mucho esmero en que en horario infantil no salgan escenas de sexo en la televisión ni se emitan programas en los que los famosos se tiran los platos a la cabeza (que ya ves tú… a mí me parece de lo más blanco) pero, en cambio, no pasa nada por emitir SIN NINGÚN TIPO DE PUDOR fiestas y espectáculos aberrantes de tortura, violencia y sadismo contra un ser vivo. ¡¡Sí, ya sé!! EN EL NOMBRE DE LA TRADICIÓN. En el nombre de la tradición todavía estaríamos quemando a gente en las plazas públicas.

    Saludos

  4. Avatar de Paco Bernal

    Hola!
    Yo sólo quisiera hacer dos comentarios:
    -En la escala de noticias impactantes, el primer lugar lo ocupa una muerte. Los periodistas lo saben y lo utilizan. Si la gente se emocionase más con las noticias sobre el sector del embutido, los telediarios se abrirían con la fabricación de morcillas.
    -La telebasura no es blanca en ningún caso. Dependiendo cómo se haga puede ser hasta graciosa, no te digo que no. Pero degrada tanto a quien la ve como a quien la protagoniza. E incluyo en la telebasura la información deportiva que, en España, es un cáncer.

  5. Avatar de m.
    m.

    No estoy de acuerdo. Yo no veo NADA degradante en el hecho de ver un programa en el que las “belénestébanes” de turno se peleen con la actual mujer del padre de su hija. ¿Que intelectualmente no te aporta nada? Vale, eso sí. Para mí, degradante, es una corrida de toros o cualquier otro espectáculo en el que se maltrata a un animal. Pero claro… la gente, cuando piensa en el término “telebasura”, piensa en programas “rosa”, no en lo otro. Yo es que creo que hay mucha hipocresía con estos temas. Conozco gente que va de digna diciendo “Yo no veo telebasura” y, después, no se pierden una corrida de toros (y permiten a sus sobrinos/hijos pequeños verlas por televisión). Vamos: de lo más instructivo que hay. También se quejan de que “Gran Hermano” es un mal ejemplo para la juventud (porque fomenta la vagancia y el ganar dinero sin dar golpe) pero, en cambio, no se quejan de cierta institución que tenemos en este país que se basa en lo mismo: parasitar, chupar del erario público y pegarse la vida padre alegando tener una sangre “especial” que los autoriza a ello. Pero bueno… cada uno con sus ideales, oye.

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