Hoy, nada de valses

El ufano Paco (aunque no se le vea) posando con su nueva adquisición

1 de Agosto.- Hoy he hecho realidad uno de mis sueños más antiguos: me he comprado una cámara réflex. La verdad es que no lo tenía planeado, pero al pasar por el escaparate y ver el precio, no me he podido resistir.
Para estrenarme, he salido a dar una vuelta por las afueras de Viena y, callejeando (bueno, “autopisteando”, “afuereando” un poco…) he terminado en Simmering. Al pasar por delante de una empresa en la que me trataron fatal (al principio de llegar hice una entrevista para ellos y fueron muy desagradables), me he acordado de que, en las cercanías, el ayuntamiento de Viena tiene una especie de barrio para inmigrantes financiado por el Integrations Fond, y he decidido darme una vuelta para verlo y, si se daba el caso, hacer alguna foto (lo que hace uno por estrenar las cosas).
El barrio en cuestión ocupa unos cuatro kilómetros cuadrados y está formado por los edificios de un antiguo reformatorio transformados en viviendas, mas un puñado de bloques bajos de diseño moderno (y algo precario) mas otras tantas casitas desperdigadas por una fronda que, antaño, fueron huertos.
A pesar de llevar la integración en el apellido, lo cierto es que la zona forma una especie de isla dentro de la propia ciudad. Una babel de idiomas le recibe uno al adentrarse por entre los callejones llenos de basura, al pisar los caminillos de tierra apelmazada por los pies de cientos de niños que inventan una forma de vivir con los trastos de desecho que tienen más a mano. En general, y dejando aparte un intensísimo y picante olor a miseria, el ambiente no es demasiado diferente del de la calle de las afueras de Madrid en que nací y crecí. El mismo suelo asfaltado mordiente y lleno de parches, los mismos corros de mujeres que critican a las ausentes (por el delito de no estar, básicamente) mientras con un ojo vigilan a los niños más pequeños; los mismos corros e hombres curtidos y morenos que fuman mientras comentan las vicisitudes del fútbol, la fábrica o el andamio.
Una furgoneta llena de productos musulmanes me ha retrotraido a aquella azul eléctrico que olía a sangre y en la que un tal Rocha vendía morcillas extremeñas que pesaba en una romana que fascinó mis ojos de párvulo.
Mientras caminaba entre los coches sin matrículas, mientras miraba los carteles de “se prohibe subir carritos de la compra a las casas”, he pensado que quizá nuestra pobreza fue mucho más decorosa, en todo caso no tan ciega ni tan severa como la de las gentes que veo (ellos, por haber perdido, han perdido hasta su idioma y su país).
No saco la cámara al final. A medias porque tengo miedo de que me la guinden (uno está por la fraternidad humana, pero sabe lo que se cuece en estos barrios) y a medias porque siento que , de alguna forma, estaría invadiendo una intimidad que no es la mía.
Sin embargo, tú que me lees, quisiera que te quedases con una imagen: dos decenas de chicos negros, de entre diez y veinte años, juguando al fútbol en una cancha de tierra pelada. Cada regate levanta una nubecilla de polvo que se dora al sol poniente. Las porterías son de hierro picado por la herrumbre. En una silla coja sin respaldo se sienta el paquistaní que los arbitra. Un equipo mete gol. Estallan varias risas blancas. La felicidad no entiende de pobrezas.

Publicado

en

,

por

Comentarios

6 respuestas a «Hoy, nada de valses»

  1. Avatar de Te de llimona

    Gracias por dejarnos esta fotografía. Pues sí, recuerdo el cuento aquel en el que el hombre más feliz era el que no tenía camisa…

  2. Avatar de Anonymous
    Anonymous

    Esperamos disfrutar de tus nuevas fotografías con peazo cámara profesional. un besote muy fuerte, nuria

  3. Avatar de Loles
    Loles

    Enhorabuena por tu adquisión Paco. Ya te pareces a alguien que yo conozco. Ayer se compró un gran angular para su camarita. Espero impaciente las fotos que pongas…la fotografía es una pasión

    Un Abrazo

  4. Avatar de amelche

    ¡Qué peligro cuando te quitas la camisa para hacerte fotos! 🙂

  5. Avatar de Paco Bernal

    Hola!
    Muchas gracias por vuestros comentarios.
    A Te de Llimona: mi tía dice una cosa que me hace mucha gracia y que describe a quien, como yo, y supongo que esos chicos, disfrutan las cosas pequeñas: dice que a nosotros nos pasan un churro por la nariz y pensamos que estamos en la feria jajajaja. Así hay que ser.
    A Nuri: la cámara tiene lo justito, pero tenía TANTAS GANAS…La de números que he tenido que hacer. Pero ya es míaaaa!!! 🙂
    a Loles: y que lo digas. Una pasión. Yo llevo la cámara a todas partes (y eso que es un poco armatoste, acostumbrado como estaba a mi IXUS, que me cabía en el bolsillo). Y lo del Gran Angular…Yo no quiero mirar todavía objetivos que me pierdooo 🙂
    A Amelche: jajajaja. Así dicho…jajaja. La protagonista de la foto es la cámara, no un servidor. En cualquier caso, no te puedes imaginar el calor que hacía cuando hice la foto. O te descamisabas o fallecías.
    En fin, besos a todas 🙂

  6. Avatar de Abril Lech

    No imagino la pobreza vienesa…

    Si fueras periodista tomarías las fotos, también es una forma de dejar constancia. Saca al periodista que hay en ti. Mas aún mientras participas del concurso del siario!

    me gusta tu Blog y me apunto a seguirte por las calles de Viena. Te invito a que vengas a visitarme! En Bello Abril.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.