Sonrisas y lágrimas: Los Abrazos Rotos (1/2)

Porque Penélope también habla alemán

10 de Agosto.- El viernes, tras una larga espera, vi por fin Los Abrazos Rotos, de Pedro Almodóvar. Desde el principio lo digo: no es tan redonda como Volver pero, aún así, es una película muy estimable. Por decirlo en pocas palabras: en cinco minutos de LAR hay más cine que en toda la producción americana industrial del año pasado.
Y me quedo corto.
La verdad es que la impaciencia me comía. Desde que se estrenó el día 19 de Marzo, había envidiado a aquellos que la habían visto. Lejos del centro de los acontecimientos, había seguido con muchísimo interés la polémica que estalló entre Carlos Boyero (santón –ahora- de El País) y el propio cineasta.
Fue así: tras asistir al estreno en Cannes, Boyero escribió que LAR le había parecido una película insufrible y que se había marchado antes de que terminase la proyección. Almodóvar saltó por varias razones que se le alcanzan a cualquiera. Primeramente porque El País es su periódico de cabecera (como el de toda la gente guapa de su generación). Incluso en Los Abrazos –primera secuencia- se menciona al diario y, posteriormente, Lluis Homar y Penélope Cruz lo leen en un momento crucial del argumento. Supongo que Almodóvar vio este ataque como un directo bajo la línea del cinturón. No hay que descartar, asimismo, el móvil pecuniario. Almodóvar es, como Lola Flores, como Madonna, como tantas figuras del espectáculo, la marca de la cual come una centena larga de personas (una marca que le da jugosos beneficios a su propietario, por supuesto, y que le ha convertido en un hombre con los riñones –los dos- más que razonablemente cubiertos).
El Almodóvar-empresario se cabreó muchísimo por lo que las críticas de Boyero pudieran perjudicar a la recaudación de la película;ya se sabe que, el que te toquen la caja, no mola.
El País, que tampoco está pasando por sus mejores momentos, vio quizá una oportunidad de reflotar su maltrecho crédito periodístico (y sus ventas, por qué no) y cerró filas en torno a Carlos Boyero. Como epílogo, Almodóvar llevó su rebote a su blog (está enlazado a la derecha, quien quiera puede leerlo).
En fin: después de ver la película, uno puede decir que, en Cannes, el juicio de Boyero se nubló o bien que, como es humano y, por tanto, propenso a la mala baba, aquel día acudió a La Croisette con la crítica ya escrita (en España hay cierta manía por machacar el éxito internacional de un compatriota).
De todas maneras, un hombre (Boyero) a quien sus seguidores someten a la tortura semanal de hacerle opinar (y pontificar) sobre temas tan dispares como la deconstrucción del gazpacho por Ferrán Adriá, la crisis periódica del Real Madrid o el concepto de urbanismo que tiene la municipalidad de Barakaldo, tiene derecho a marrar algún tiro de vez en cuando. Aunque sea un tiro de cierta importancia como este.
Mi parecer es que, en diez años, de la crítica de Carlos Boyero no se acordará ni el camarero que le puso los dos güiskazos que se tuvo que tomar para superar la decepción de Cannes –si la sufrió-. Sin embargo, de la película de Almodóvar nos seguiremos acordando todos. Tormentas en un vaso de agua.
Yendo al turrón: Los Abrazos Rotos tiene muchísimas virtudes y algún defecto que lastra considerablemente el resultado final.
Entre las primeras, los actores. Almodóvar escribe unos guiones difíciles, cada vez más abigarrados, con frases que sólo alguien que haya estado mucho tiempo encima de un escenario, o bien que tenga cierta impudicia natural, puede decir sin caer en el ridículo más espantoso. Lluís Omar está estupendo –y es un actor al que yo le tenía especial manía desde La Mala Educación-, Penélope Cruz está como no hay que explicar y Blanca Portillo –que, si no me equivoco, simultaneó Hamlet (haciendo de Hamlet, por cierto) con el rodaje- está también genial.
Y qué decir de los secundarios, a los que Almodóvar mima porque sabe que soportan (en el sentido más arquitectónico del término) toda la estructura de la película. Angela Molina, en diez minutos escasos que la redimen de relativo olvido en el que ha estado durante los últimos tiempos. Lola Dueñas (el papel de la lectora de labios es, sin duda, uno de los aciertos de la película); Tamar Novas e, incluso, el jovencito de Los Serrano se olvida de su responsabilidad en el aumento de la humedad ambiental y actúa. Que eso sí que es un logro, por cierto.

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Comentarios

3 respuestas a «Sonrisas y lágrimas: Los Abrazos Rotos (1/2)»

  1. Avatar de Mariano Lozano

    Bueno, pues si tan bien la pones, habrá que ir a verla cuando la estrenen por aquí (que lo harán en versión original – bendito sea el cielo).

    Oye, muy entretenido el blog, por cierto. Con tu permiso voy a dar un paseo por estos escondrijos.

    No te digo que me votes (porque te tirarías piedras contra tu tejado), pero si te apetece, pásate por mi blog y devuélveme la visita. Me hará ilusión hombre.

    Abrazos

    marianolozano.com

  2. Avatar de Paco Bernal

    Hola Mariano!
    Muchas gracias por tu comentario.
    Pues sí, vete a verla cuando la estrenen que está muy bien.
    En cuanto al blog, me has echado el mejor piropo posible. Muchísimas gracias.
    Pero no te puedo votar, no por nada, que tu blog está muy bien. Sino porque ya tengo mi voto comprometido con una española de Montreal que tiene un blog buenísimo.
    Abrazos,

  3. […] por un imitador tuyo de lo más superficial. Ya habría que haberse temido algo así cuando en Los Abrazos Rotos decidiste hacerte un homenaje recreando “Mujeres al borde de un ataque de nervios” y […]

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