La mala educación

Foto de la playa de Maou,en Mykonos, donde fueron hechas las reflexiones que siguen

23 de Septiembre.- Querida Ainara: durante los últimos quince días he estado de vacaciones en Grecia. Un país que, como todos los de la cuenca mediterránea, se parece tanto al nuestro. Uno de esos días, mientras botaba sobre los baches de una mísera pista de tierra a bordo de un ciclomotor pensaba yo en la Unión Europea. Ya sé que es un tema un poco extraño para que te venga a la cabeza mientras un ciclomotor anciano te está baldando los riñones, pero si sigues leyendo, inmediatamente te darás cuenta del hilo de mi razonamiento: porque carretera mísera es igual a infraestructura mejorable, e infraestructura mejorable es igual a fondo de cohesión y fondo de cohesión es igual a Unión Europea.

Pensaba yo que la Unión es una de las cosas más importantes que han pasado no ya en Europa, sino en el mundo entero, durante los últimos treinta años. El Euro, un logro titánico (empezando por que todos los países se pusieran de acuerdo en cómo milks llamar a la moneda común) y la posibilidad de que yo pudiera estar moliéndome los huesos en Grecia solo con ir, comprar un billete y montarme en un avión, una maravilla para un territorio canijo en comparación con, por ejemplo, los Estados Unidos, pero asolado sólo hace setenta años por la mayor guerra que ha conocido la Humanidad (toquemos madera). En el transcurso de mi vida, se ha conseguido todo esto a partir de un núcleo primitivo que fue un acuerdo para comerciar con hierro y carbón entre los países que, aún hoy, forman el núcleo duro de la Unión. Y, lo más importante: se ha conseguido de una forma que, a los griegos antiguos, les hubiera llenado de orgullo: por la palabra, de una forma pacífica, llegando a acuerdos (imperfectos, mejorables) pero sin un solo tiro.

Ahora bien (y aquí viene lo que yo pensaba) esta impresionante realidad también tiene sus déficits y, ahora que la crisis económica acecha y que cada uno barre para su casa, sus amenazas. Empezando porque la inversión común en mejorar las infraestructuras sin atender a otro tipo de homogeinizaciones ha provocado quizá que en los paises más pobres de la UE suceda algo cuyo caso paradigmático es el español.

La entrada en la Unión hizo que llegaran, como caídos del cielo, fondos para hacer diferentes obras públicas (y semipúblicas) que, naturalmente, engordaron a las empresas patrias y fueron cómplices del principio del llamado Milagro Económico Español (más conocido luego por Burbuja Inmobiliaria). Durante años, bancos y constructoras dieron beneficios record. La facilidad para la obtención de crédito y el aumento del consumo privado hicieron que el nivel de vida de la población se elevase artificialmente. Entre ciertas clases medias pasaron a ser normales la interna sudamericana, el verano en el extranjero y los cursos de ingles en Londres para los niños (que los tiernos infantes dedicaban, cómo no, a practicar la sana costumbre del botellón por Hyde Park).

Ni los fondos europeos ni los beneficios que generaron se dedicaron a acometer las reformas profundas que el país necesitaba con plena complicidad del(os) Gobierno(s), de los grandes remansos de dinero y de los medios de comunicación controlados por ellos (todos) que no dijeron ni mú. El sistema educativo, con diferentes leyes a cual más zarrapastrosa, fue convirtiéndose en una máquina de amaestrar chimpancés (por decirlo con cariño y siempre co perdón de los primates). De resultas de esto, la fuerza de trabajo española es cara, ineficiente, perezosa para formarse y con una productividad que daría risa si no diera pena (a pesar de que, en España, el deporte nacional es echar horas extraordinarias gratis).

Esta semana, Ainara, ha sucedido una triste noticia que ha pasado inadvertida en la mayoría de los periódicos (preocupados como estaban de hablar de tontiloqueces): todos los partidos políticos del parlamento menos el gobernante y el nacionalista que le apoya (hoy, que mañana Dios dirá) consiguieron ponerse de acuerdo para intentar que se organizase un pleno extraordinario con el único tema de la educación. Naturalmente, la iniciativa no llegó a buen fin. Sin escuelas de calidad, Ainara, quizá tú también estés destinada a ser una inmigrante. Por otra parte, en una política de austeridad mal entendida, el Gobierno pretende reducir un 37% el presupuesto de I+D para el año que viene lo cual significará que uno de los pocos sectores que podría sacar a España de la crisis (de hecho, el Gobierno dice que sacará a España de la crisis) se va a ir a tomar…En fin. Mejor dejarlo.
Besos de tu tío.

 

 

 

 


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Comentarios

4 respuestas a «La mala educación»

  1. Avatar de El herpato
    El herpato

    Mi compañera de despacho y yo nos hemos reido mucho con este post.

    Se me está aficionando y dice que a ver cuando vienes de visita por estos lares.

  2. Avatar de Paco Bernal

    Hola a todos:
    Gracias por vuestros comentarios. Poco tengo que decirle a Joako y a Noema. Y a mi hermano, nada, que me encanta tener una lectora más y, sobre todo, que se lo pase tan bien. Para navidades voy. A ver si compro el billete 🙂
    Abrazos

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