Nicole Kidman retratada por Annie Leibovitz para Vogue
7 de Enero.- Annie Leibovitz es una fotógrafa americana que, según parece, está en la ruina. También parece ser que la ruina se debe a que ella y su mujer, Susan Sonntag, escritora alemana estadounidense que en paz descansa, llevaron una vida de lujo y derroche que tenía poca correlación con sus ingresos.
Sin embargo, los amantes de la fotografía debemos estar agradecidos al natural manirroto de la Miss Leibovitz porque, debido a las apreturas económicas, la americana se ha visto obligada a exponer sus fotos en una muestra recorre lo más fulgurante de su carrera en las últimas tres décadas.
Las fotos expuestas podrían dividirse en dos grupos: por un lado, los retratos de los muy ricos, muy famosos, muy poderosos, o las tres cosas a la vez; y por otro fotos personales en las que no sólo se ven los momentos familiares del clan Leibovitz, sino también quedan momentos más íntimos y dolorosos: como la larga agonía de Susan Sonntag, la pareja durante tanto tiempo.
Las fotos de la intimidad son casi todas en blanco y negro y, por lo espontáneo, de una gran belleza. Los retratos de más fuste, algunos hechos especialmente para Vogue, Rolling Stone o Vanity Fair, llegan hondo por el enorme clasicismo que destilan. Hasta el punto de que uno tiene la sensación de que, si Velazquez hubiera dispuesto de una cámara, la hubiera usado como Leibovitz. O, mejor dicho, que Miss L. bebe directamente del talento del sevillano. Comparten los dos una forma demejante de encajar las figuras, un gusto por la mirada directa al espectador, y una querencia por los fondos neutros que mueven a la abstracción y que despojan al modelo de las mezquinas ataduras del espacio y del tiempo. Las imagenes de Leibovitz son fáciles de leer pero, al mismo tiempo, de una elegancia profunda.
Para muestra de lo que quiero decir, dejo el magnífico retrato del actor Daniel Day Lewis que forma parte de la exposición y el retrato de Juan de Pareja, de Velazquez, que actualmente está colgado en el Metropolitan Museum y que tuve la oportunidad de disfrutar en la retrospectiva de El Prado de 1990. Para mí es obvio que una imagen es hija de la otra y que, pasando por los elegantes retratistas franceses del XIX, Daniel Day Lewis y el criado mulato de Don Diego están unidos por una cadena de imagenes hermosas: por la inabarcable variedad del rostro humano fijado en el tiempo.
(La exposición antológica de Annie Leibovitz puede verse en la Kunsthaus Wien –Museo Hundertwasser hasta finales de febrero. Con Gutschein –vale descuento- cuesta 7 Euros; sin, vale 9)
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