El rey de una República


22 de Enero.- Bueno, en realidad, el emperador. Pues sí: desde hace más de dos años más o menos Austria ha vuelto a ser una monarquía. Por lo menos, durante los cuarenta minutillos que dura Wir Sind Kaiser .

WSK es uno de los programas de más éxito de la ORF y, la verdad, uno de los más divertidos. Consiste en que uno de los humoristas más famosos del país, Robert Palfrader (en la foto), en el papel del emperador Robert Heinrich Primero, recibe en audiencia a tres personajes por semana y se mete con ellos de la manera más divertida posible. La gracia del asunto es básicamente que, como la situación es de broma, los personajes están maniatados y no se pueden molestar por lo que el humorista les dice (a veces, cosas muy bestias) y tienen que aguantar el chaparrón de la mejor manera posible, demostrando así que tienen sentido del humor aunque a veces, y ahí también está la gracia, se nota que se están acordando de los difuntos más frescos del humorista.

A Robert Palfrader le secundan su ayuda de cámara Seyffenstein (magistral Rudi Roubinek) y un mayordomo, el presentador de FM4 Rudi Schöllerbacher, cuyo personaje no habla.

Todos los programas empiezan con el público puesto en pie y un himno que es La Internacional, pero con otra letra (obviamente). Como anécdota, en uno de los programas estuvo de público una Habsburgo que ni se levantó, ni siguió la broma de cantar con el resto del público.

Hay un invitado que se repite todas las semanas y que es Lugner, nuestro Gil y Gil particular (casi me da un pasmo cuando ayer lo vi en El País: en el pie de foto tenían puesto hasta su mote, Mörtel –mortero-: lo flipas con lo diligentes que son los plumillas del grupo PRISA). El gag de Lugner es que siempre quiere que le reciban, pero el emperador le deja perpetuamente en la antesala.

Estos fueron los invitados de la edición de ayer: Joseph Bücher, presidente de lo que queda del BZÖ; el párroco de la catedral de San Esteban -¡Un cura! En un programa de late night-; y, por último, Domic Heinzl, (nuevo) alias megaperraca devaluada (llegó a la ORF para salvarla de la ruina y, la verdad, igual al que hay que salvar de la ruina es a él).

El Kaiser Robert Heinrich le dio bastante caña a Bücher, pero hay que reconocer que, aunque se choteó mucho con el hecho de que el partido se le haya quedado en la raspa, la verdad es que, si uno se olvidaba del ideario del entrevistado, hasta se le podía coger simpatía. Incluso, hubo un momento desternillante en el que Palfrader/Káiser, le sacó punta al hecho de que Grasser y Bücher lleven el mismo peinado. Después de un momento de duda, Palfrader dijo que Grasser parecía “la hermana pequeña de Bücher”.

Cuando entró el párroco en el plató (por cierto una sala palaciega de verdad presidida por un retrato del Kaiser Francisco José) yo lo flipé. “Qué harán con él”, pensé. Porque las entrevistas suelen ser bastante salvajes. Pero la verdad es que, sin dejar de ser mordaz, fueron muy respetuosos; y el páter la verdad es que estuvo a la altura e incluso entró al trapo, dentro de lo que su ministerio permite, en un par de bromas sobre lo que se escucha en un confesonario que nadie se atrevería a hacerle a cualquier miembro de la conferencia episcopal española.

Por último, Palfrader se burló de Heinzl con bastante crueldad por las declaraciones que el tipo había hecho antes de presentar su nuevo programa en las que había dicho que había llegado para resucitar la ORF (por supuesto, el nuevo programa de Heinzl está bajo mínimos). Heinzl demostró que tiene  poco sentido del humor y  poca rapidez mental de la que hace falta para llegarle a un tipo como Palfrader a la altura del zapato.

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