Paco posando con su nuevo pantalón de cuero y su viejo trachten sako (más conocido como “Chaqueta de viejo austriaco”)
13 de Marzo.- Eso dice el refrán austriaco, que el hábito hace al monje. Durante la última media hora han pasado en mis cercanías cosas relacionadas con la ropa. He tomado posesión de mis pantalones nuevos de cuero (cortesía del Hoffer). Tenía muchas ganas de tener unos. Han llegado con sus medias propias y sus zapatos tradicionales -porque no valen los zapatos normales-. De momento, me los voy a dejar puestos para ir haciéndome a ellos porque serán calzados tradicionales, pero son un pelín duros (yo soy de pie sensible).
Pero también ha sucedido otra cosa: resulta que durante el trasiego de la mudanza para el acuchillamiento del parquet, la luz del descansillo que databa de cuando los Alcántara de Cuentame empezaron su andadura, pereció debido a un desgraciado accidente. Yo soy bastante inútil para este tipo de cuestiones pero, por casualidad, andaba por las cercanías un amigo de un amigo, director a la sazón de un museo cercano. El caballero iba camino de un baile en smoking pero, ni corto ni perezoso, se ha ofrecido a instalar la nueva lámpara. Ya se lo he dicho yo, que debe de ser el electricista más elegante de Viena. Era como tener a Eduardo Punset arreglándote la luz de la escalera. El caballero, majísimo, incluso ha citado a Bruno Kreisky mientras estaba haciendo la chapucilla. Vamos, un lujazo. Estas cosas sólo pasan en Viena, como puede verse en este gráfico.
(*)Este post, por cierto, va dedicado a la novia de mi primo J., que me ha dicho un pajarito que anda convaleciente de un accidente. Mejórate pronto, corazón. Espero que te hayas echado unas risas.
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