Ya no soy un chico yeyé

I’m a lucky girl, I’m a lucky girl, I’m a lucky girl (después del post entenderá el lector)

N.-Soy el único que se siente marciano o somos dos?
Paco-No, no. Tranquilo. Somos dos.
7 de Mayo.- Ayer fue jueves, así que mi primo N., ya de vuelta de la Dacia, y yo (en ausencia del Sr. Duque de Alterlaa y de S.) nos entregamos a la pasión que nos alegra la vida y lleva camino de dejarnos los hígados al jerez (vamos, más bien al lúpulo).

Esta vez nos tomamos una cervecita en Karlsplatz que, como pueden ver mis lectores, estaba tomada por una muchedumbre de jóvenes yeyés que languidecían satisfechos al compás de los rismos de astualidá que tocaba una banda de chavalillas. Unas muchachas cuya máxima aspiración parecía ser ponerle música al próximo anuncio de móviles de Orange.

Esta última opinión está obviamente (y malvadamente) mediatizada por el hecho de que, aunque no lo queramos reconocer, tanto mi primo como yo nos estamos haciendo viejos para según qué cosas. Enumero:

-Para pasearnos sin zapatos con unos calcetines de rayas tipo superabuela.

-Para llenarnos de moñitos hechos con gomas de los chinos (más que nada porque el chaval que los llevaba tenía mucho más pelo que nosotros –en la cabeza-).

-Derivada de la anterior: para ir sin peinar. Por lo menos en mi caso. Si encima que tienes poco, lo llevas mal arreglao, es que el fin del mundo está cerca.

-Para sobrevivir a la droga adulterada y seguir ofreciendo una estampa pasable –en el capítulo droga adulterada lean mis lectores alcohol de garrafón o bien vinorro del que te infunde una urgencia inaplazable de ir al baño-.

-Para pagar nueve jEur (nueve) por dos cervezas, sin protestar a continuación sobre lo cara que se ha puesto la (be)vida.

-Somos mayores asimismo para saber que Björk es una señora cuyo mérito principal consiste en haber rentabilizado comercialmente su manifiesta enfermedad mental –lo cual no es una razón para imitarla a ciegas- y que los Cranberries (particularmente su canción más gilipoyesca, “Zombi”) han hecho mucho daño a todos los adolescentes que, además, admiraban al gilidoors de Kurt Kobain (q.e.p.d.).

-Hemos visto (léase, nos hemos tenido que tragar) muchísimos grupos de muchachas que reniengan de los hombres, van vestidas de seres asexuales –como las amebas– y cantan canciones que tienen cierto parecido con los platos de Ferrán Adriá ( podrían llamarse “Deconstrucción de melodía a la espuma congelada de semen de atún rojo”). O sea, que tenemos el culo pelao de escuchar canciones cuyo único texto inteligible es “I´m a lucky girl”. Me temo que, después de esta confesión, mi primo y yo acabamos de ser desterrados del paraiso de los modelnos.

-Somos bastante mayores para ser conscientes de que la vida no se termina al día siguiente de cumplir los treinta y que resulta(rá) bastante patético ver a una persona madura con un lacito rosa chicle tatuado en el cuello a la altura de la yugular –esta región, con el tiempo, se transforma en papada-. Estamos de acuerdo en que este sistema podrido se derrumbará más tarde o más temprano gracias a los compañeros de los movimientos antiglobalización (o al gobierno griego, que está también colaborando lo suyo), pero mientras tanto las entrevistas de trabajo son necesarias. Sobre todo si pretendes poder seguir pagándote la drogaína. Y los tatuajes, en ciertos lugares, resultan difíciles de esconder. Y no a todos los jefes les gustan.

Extrañamente, la juventú de Austria congregada ayer frente a la iglesia de San Carlos Borromeo sorbía sus cervezas y sus vinates como quien piensa que esta vida es un contínuo apadrinamiento de niños procedentes de algún país suficientemente poco desarrollado como para necesitar solidaridad y suficientemente ignoto como para no poder ubicarlo en un mapa. Y uno se acordaba también, con mucha extrañeza, de cuando uno era así, y se sentaba en el suelo a beber lo que le ponían (y que, por supuesto, pagaba sin pensar en lo que le iba a costar ganar una cantidad equivalente de dinero).


En fin: así son las cosas (y se las hemos contado como las hemos visto).

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Comentarios

5 respuestas a «Ya no soy un chico yeyé»

  1. Avatar de m.
    m.

    Jajaja. Paco, pues yo también me estoy haciendo mayor. Ay, por DioR y por Versace, yo me quedo con la Björk de Muchachada Nui. La original siempre me ha dado mucha grima. Leí hace mucho tiempo que un islandés tuvo un ataque de corazón al verla en TV porque se pensaba que era la reencarnación de Satanás. En fin. Justamente me pillas escuchando una canción que se llama “I'm a single girl” de mis adorados suecos Magnus y Jessica. Jaté. PS: ¿Soy la única abstemia de este mundo?

  2. Avatar de Noema

    Jajaja, veo que ayer fue uno de esos día revelación, revelación de que uno ha llegado ya a esa edad que nuestros padres tenían cuando se reían de nuestras modelnidades adolescentes, cómo te comprendo (porque esta revelación la he tenido ya las suficientes veces en el pasada, ayyyy). Y no veas lo que me ha consolado leer que no soy la única que no pilla el rollo ese que lleva la Björk, nunca lo entendí. Hala, besos, carroza.

  3. Avatar de amelche

    Desde que sabemos que el mundo no se acaba al día siguiente de cumplir los 30 (ni los 35, aunque creo que tú aún no los has cumplido, pero te falta poco) estamos mayores, sí.

    A mí la Björk esa nunca me gustó, la verdad.

  4. Avatar de María

    Chicos, ni se acaba al cumplir los cuarenta… (yo este año voy a por los 42). Pero sí, para mí es divertido ver como las cosas se repiten… El otro día dos chicas iban maquinando el salir de “gaupasa” y contar a sus madres que cada una dormía en casa de la otra. Y yo pensando: “ilusas, y creeran que engañan a sus madres…” Ja,ja.

  5. Avatar de Paco Bernal

    Hola a todos:

    A m. Los islandeses son pa´echarles de comer aparte jajaja. No creo que seas la única abstemia de este mundo, mujer. Yo sólo bebo los jueves, de todas maneras y, por lo que pueda pasar, siempre empiezo con cerveza sin alcohol 🙂

    A Noema: Hola! De carroza a carroza 🙂 yo más que revelación, hablaría de perezón !Ay, pensaba yo, si tuviera que volver a pasar por todo esto! jajajaja

    A Amelche: ánimo con esos idiomas, que las condenas, con idiomas, son menos (tú ya me entiendes) cuidate 🙂

    A Maria: !Menos mal que ni las madres ni la policía son tontas! Qué sería de nosotros si no. Lo que sí que pasa también, Maria, es que la cultura, la publicidad, cada vez está más hecha para los jóvenes. Cuando cumples una edad y vas a unos grandes almacenes, al pensar en ponerte según qué cosas, te sientes vestido de triunfito.

    Saludetes

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