En la calle veinticuatro(tro)

Arigona Zogaj en una imagen de archivo (foto:www.oe24.at)
16 de Julio.- Los Zogaj dejaron ayer el suelo austriaco –de momento-. Da un poco de risa que el Österreich –gran periódico- califique el vuelo que los llevó a Kosovo de “secreto” y luego, muestre el nutrido cortejo de informadores, pertrechados con teleobjetivos, que fotografiaron el asunto. Incluida la despedida de Arigona de su novio.

Dentro del avión también había fotógrafos o por lo menos gente equipada para tomar fotografías, porque el Österreich –impresionante scoop– muestra que Arigona se sentó junto a su hermano de once años y, muy dentro de la línea de esta publicación, indica en el pie de foto que por la ventanilla “los dos dieron la última mirada al suelo austriaco”.

En fin: hay gente que tiene una idea del secreto muy original.

Parece ser, y nos alegramos, que Arigona se verá metida de nuevo en una mudanza y que dejará Kosovo otra vez para, esta vez definitivamente, poder asentarse en Austria con todas las de la ley.

Antes, como en una especie de extraño juego de la Oca, deberá asentarse en su casilla de salida, pasarse un par de rondas sin tirar los dados y después, pasar por un laberinto burocrático que incluirá entrevistas personales y la obtención de un certificado que atestigue fehacientemente que ninguno de los Zogaj tiene antecedentes penales.

Este trámite será, sin duda, el más complicado de todos, debido a las especiales circunstancias en que los Zogaj pusieron pies en polvorosa de Kosovo. El país que abandonaron, sus instituciones y sus archivos, ya no existe. La antigua Yugoslavia se convirtió en pavesas de papel quemado durante la guerra crudelísima que dejó el país hecho un solar con la complicidad, por cierto, de la OTAN.

No muchas más noticias hay en Austria durante estos días y no las habrá hasta que mañana se celebre con gran parafernalia el life Ball o el Baile de la Vida (o el Baile de No Puedo con la Vida, dado el calor que va a hacer). Su impulsor, Gery Kezsler, alias Megaperraca Humillada, ya ha hecho las revistas, las teles y los platós y, muy en su papel de hombre entristecido con un perrito en el regazo, en una de esas entrevistas incluso confesó su sueldo (tresmil machacantes mensuales) que, según él, no pagan el esfuerzo que cuesta organizar un evento de tamaña magnitud.

Por cierto que Megaperraca Triunfadora, Dominic Heinzl, no anda muy boyante ya que la ORF está a un tris de cancelar su programa, Chili, que no acaba de encontrar una fórmula que culmine esa cuadratura del círculo que consiste en combinar la telebasura con no considerar al telespectador como dotado de la misma inteligencia que algunos seres unicelulares.

Así las cosas, o sea, con la sequía informativa propia de Julio, los redactores de los periódicos se ven en la obligación de tirar de los socorridos tópicos estivales –entre los cuales, este año, se encuentran la vida y milagros del pulpo Paul-. Las aventuras de este octópodo, curiosas aunque forzosamente cortas, dada la escasa inteligencia que el padre Dios puso en estos bichos- remedian un poco la hambruna de noticias pero, la verdad, tampoco es que ayuden a remediar el vértigo de la página en blanco.

Los plumillas –y los blogueros- no tienen más remedio que darse, directamente, al garrafón: que si las abrasadoras temperaturas veraniegas que presagian el fin del mundo, que si las personas achicharradas en los vagones de metro, que si las averías, que si en la calle (lle) veinticuatro (tro) ha habido un asesinato to) porque una vieja ( ja) mató a un gato (to) con la punta (ta) del zapato (to) y por ese palo.


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