El país del cuatro

Trabajadores en la Donauinselfest
En Austria, la tasa de paro es envidiable -y envidiada-(Archivo VD)

2 de Agosto.- Mi padre, que es un hombre muy sabio, dice siempre que el dinero llama al dinero, pero el mucho al poco, no al revés.

Y así debe de ser, porque las economías robustas, como la austriaca, florecen y arrojan datos positivos constantemente, mientras que las menesterosas, como la española, no cesan de dar dolores de cabeza. La historia del perro flaco y las pulgas, ya se sabe.

España y Austria, los dos países míos unidos de nuevo por un destino desigual.

Según cifras publicadas ayer, el paro en Austria bajó por decimoséptimo mes consecutivo. Con su coqueto cuatro por ciento de desempleo, Austria se convierte en el país de la Unión con menos tasa de paro mientras que España marca ese veintiuno por ciento que la coloca a la cola de los países europeos.

Con estos datos, la cifra de desempleo austriaca se coloca a niveles del año 2005.

Los dos únicos länder que rompen un poquitín esta idílica imagen laboral son Viena y Carintia.

Viena, porque en la capital viven la mayoría de los extranjeros que residen en Austria y, entre los extranjeros, la cifra de desempleados ha subido un ocho por ciento. En Carintia, es mi opinión personal, la cifra de paro ha subido debido a los severos ajustes que el Gobierno central austriaco ha tenido que realizar durante los últimos meses (sobre todo bajo el mandato de Josef Pröll como ministro de Economía) para remediar el desastroso estado de caja del estado gobernado (aún) por una ultraderecha que, bajo Haider, se entregó a calzón quitado al populismo y a la ingeniería financiera (vicios ambos que, como todo el mundo sabe, acaban costando un pastizal).

¿Cuáles son las claves del éxito de la economía austriaca?

Habría que distinguir entre causas exteriores e interiores. Entre las primeras, yo destacaría sobre todo lo bien que se está portando la economía del mercado natural de los productos austriacos, esto es: Alemania. El tirón del consumo alemán explica, sobre todo, que las ramas de actividad más beneficiadas por la bajada del paro sean la producción de bienes de consumo y los servicios (el turismo).

Asimismo, la tormentosa coyuntura mundial ha hecho que El Dinero (ese fluido invisible que mueve el mundo) haya buscado refugio en lugares que ofrecen una imagen de estabilidad y seguridad, como las saneadas finanzas austriacas, que son un ejemplo de gestión discreta y eficaz.

De la misma forma, los austriacos, conscientes de ser un país pequeñito, han hecho de la educación su caballo de batalla. Aquí, lo que pasa en las escuelas es objeto de debate nacional. Una fuerza laboral preparada le da a una economía capacidad de reacción cuando las cosas pintan mal.

También está, por supuesto, que el mercado laboral austriaco es muy flexible. La contratación y el despido están facilitados al máximo para estimular el ánimo siempre remiso de los empresarios. La aplicación del llamado Sistema Austriaco (en la práctica, la supresión de ese finiquito que es la única alegría de un español cuando da con sus huesos en la rue) no ha supuesto, sin embargo, una merma de los derechos de los trabajadores.

La legislación laboral austriaca, particularmente la implantación y buena salud de la AK (Arbeiter Kammer, un organismo que realiza muchos de los papeles que en España están tradicionalmente reservados a los sindicatos) consigue que los trabajadores que curramos en este país tengamos una forma eficaz y rápida no sólo de resolver los conflictos con nuestros empleadores sino que, además, podamos acceder a políticas de formación para reciclarnos (muchos cursos del WiFi y de las Volkshochschulen están financiados por la AK).

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