4 de Agosto.- Karl Hohenlohe es un cronista social al que gusta leer.
Hohenlohe es correcto, humano y, generalmente, trata a todos los personajes de los que habla de Señor y Señora (aunque no lo sean, necesariamente). Además, sus crónicas siempre son suavemente irónicas y se mantienen lejos del morbo. O sea, un modelo a imitar.
El sábado pasado, sin embargo, en su columna del Kurier, herr Hohenlohe publicó este artículo. Se titula Ausverkauft (algo así como “Agotado”, cuando se agota una merancía, aunque también “De rebajas”) y es, para el tono que Hohenlohe suele utilizar, de una inusitada dureza.
Al hilo del trágico fallecimiento de la Srta. Winehouse, herr Hohenlohe fijaba su atención (y, con él, la fijábamos sus lectores) en una persona de la que todos los que vivimos en Austria hemos hablado alguna vez: Anastasia Sokol, más conocida como “Katzi” (gatita), la novia de Lugner.
A estas alturas de la película, no sé si Herr Lugner necesitará presentación. Por si acaso, aquí va una de emergencia: Empresario de la construcción octogenario, Lugner alegra los saldos de sus cuentas bancarias a base de protagonizar el único bastión de la telebasura austriaca. Se trata del docusoap “Die Lugners” (Los Lugner) que consiste, básicamente, en que una cámara sigue a Lugner y a la curiosa tribu que pastorea a través de diferentes situaciones de su vida diaria.
El gag consiste en que Lugner se ve enfrentado con las situaciones inherentes a su riqueza y reacciona ante ellas exactamente como reaccionaba la mona Chita en las películas de Tarzán.
Desde que “Mausi” (ratoncita) Lugner se separó de su marido, los responsables de la ATV buscaron que el título “Die Lugners” siguiera teniendo sentido, y organizaron una búsqueda de compañera para el protagonista del programa.
En esta primera tanda, se presentaron todas las mujeres fumadoras, teñidas de rubio y con tatuajes que pueblan los distritos más castizos de Viena y su extrarradio. De estas primeras candidatas, salió la sucesora de Cristina “Mausi” Lugner, a la que su maduro apolo llamó “Hassi” (conejita) porque el anciano emprendedor tiene la manía de bautizar con apodos zoológicos a las hembras con las que se aparea. Hassi salió Froschi (o sea, rana –lo siento, no me he podido resistir-) y pronto la prensa basura publicó (escandalizadísima) que Hassi no estaba con el constructor por sus evidentes encantos masculinos, sino por una cierta cantidad de euros (modesta, por cierto) con la que la bella sufragaba sus caprichos.
Tras liquidar cuentas con Hassi, Lugner encontró no se sabe dónde a la pobre Anastasia Sokol. Una criatura de, entonces, dieciocho años, tímida, sumisa, y que, a todas luces, no estaba preparada para lo que suponía acostarse todas las noches con un señor que le lleva sesenta años.
Pronto, a pesar de la jocosa voz en off, las cámaras de la ATV comenzaron a reflejar a una Katzi cada vez más insegura, más tímida, más torturada; una chica que no estaba preparada para asumir que todo el país estaba asistiendo a sus peleas con Lugner y que, además, se reía de ellas.
Una nueva intervención de la prensa basura no ayudó nada a mejorar el estado psicológico de Katzi Lugner. El Österreich publicó, seguramente de manera falsa, que Katzi Lugner había sido prostituta. La chica lo negó con todas sus fuerzas. Para colmo, los abuelos de Anastasia murieron en un atentado terrorista en el metro de Moscú, mientras estaban pasando allí sus vacaciones. La presión se hizo tan brutal que la chica intentó suicidarse tomándose una dosis casi mortal de ácido acetil salicílico. Para acallar los rumores, Lugner se la llevó a Egipto y desde allí posó, sonriente, junto a una Anastasia Sokol que llevaba escrito el terror en el rostro. Desde entonces la chica ha ido apareciendo en el docusoap cada vez más desmejorada. Sus constantes problemas de salud la han llevado al hospital en más de una ocasión. Se han hecho cábalas sobre si padecía algún tipo de cáncer digestivo hasta que “Mausi” Lugner se ha apiadado de la pobre chica y ha confirmado a los medios que padecía bulimia.
Cualquiera sabe cuál será el próximo capítulo.
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