2 de Noviembre.- Querida Ainara: siguiendo el guión previsto en el Libro de Oro de la Estupidez Humana Universal, la Unión (monetaria) Europea está en proceso de dejar de existir.
La política, quedará bastante coja, pero es bastante probable que se mantenga (aunque, al ritmo que se desarrollan los acontecimientos, cualquiera sabe lo que pasará dentro de una semana).
Antes de ayer, el primer ministro griego,Sr. Papandreu, al objeto de salvarse de la quema y, supongo, harto de que sus paisanos le pongan de vuelta y media y se le declaren en huelga general un día sí y otro también, anunció que sometería a referendum todo lo sometible (incluida la pertenencia de su país a la Unión Europea, por lo que parece).
Y que sea lo que Dios quiera.
Siguiendo nuestro viejo principio de que cualquier cosa que pase fuera de las fronteras de un país se lee siempre en clave local, quizá convendría decir que, para mantenerse a la cabeza del Gobierno Griego de cara a la cuestión de confianza de la semana que viene y, tras la humillación que ha tenido que suponer para Atenas el convertirse, de facto, en una economía tutelada desde Bruselas, el señor Papandreu ha tenido que realizar este gesto de cara a sus votantes.
Sobre todo para no quedar como un monigote, una piltrafilla sin estudios.
El gesto de Papandreu coloca al resto de países de la Unión contra las cuerdas y, en realidad, no hace más que trasladar la presión que hasta ahora había sufrido el gabinete griego a los capitostes de Bruselas. Dichos capitostes se encuentran ahora frente a una serie de opciones a cual más desairada entre las que, es muy temible, no exista un mal menor.
O Grecia sale de la Unión, o Grecia sigue en la Unión pero con unas condiciones mucho más dulces que el severo corsé impuesto por la UE y el Fondo Monetario internacional (con lo cual, el resto de los europeos quedaríamos como imbéciles y se sentaría elpeligroso precedente de que la Unión es la casa de tócame roque en donde todo está permitido) o bien la Unión fuerza a Grecia, con Papandreu a su cabeza, a que se cumpla lo pactado en la última cumbre de Jefes de Gobierno y, entonces, los líderes europeos quedarían como un hatajo de taimados vendidos al stablishment financiero internacional.
Lo que es obvio a estas alturas de la película (de terror) que tenemos frente a nosotros es que la solución fácil no existe y que los referendums que Papandreu anunció antes de ayer no son, ni mucho menos, esa solución fácil.
Sobre todo, porque plantean muchas preguntas (y casi todas de respuestas terroríficas)
La primera y principal ¿Son posibles otras medidas que salven a la economía griega de la debacle? (el mismo Papandreu admitió hace días que, sin el dinero de la UE, la economía griega habría “colapsado” hace tiempo, y respeto el horrible anglicismo empleado por los periódicos españoles).
Item más, si dichas medidas son posibles ¿Serían más o menos traumáticas para la población que las propuestas?
Con o sin ayuda, Grecia se enfrenta, hoy por hoy, a duros ajustes económicos que pasan, con Unión o sin ella, por medidas muy parecidas a las de la Argentina del “corralito” (nacionalización de la banca, reducción del estado al mínimo, etcétera). En otras palabras: con o sin referendum GRECIA NO TIENE DINERO para afrontar sus gastos corrientes.
Por último y no menos desasosegante ¿Hasta qué punto es jugar limpio que unos ciudadanos entre cuyos valores figura la corrupción –sobran los ejemplos- sean puestos ahora como ejemplo de santidad y limpieza democrática?
La semana que viene, Ainara, más (y es muy probable que peor).
Besos de tu tío
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