En Austria hace un frío que pela. Como en casi toda Europa, por otra parte. Que yo recuerde, desde el invierno de 2006 el termómetro no llegaba tan abajo. Algo bueno, sin embargo, tenía que tener. Sobre todo para los amantes de los deportes de invierno. El lago Neusiedl, en Burgenland, un auténtico minimar interior, se ha congelado para placer de los burgenlandeses y del chorro de ciudadanos vieneses que han decidido darle trabajo a las cuchillas de sus patines.
Como yo no sé patinar sobre hielo (todos los años me propongo que la siguiente glaciación no me pillará sin saber, pero siempre me puede el miedo) a lo que yo le he dado trabajo ha sido al disparador de mi cámara. Mis lectores, pues, no tendrán que sufrir enfriamientos para saber cómo es el hielo en cantidades industriales. Sólo tendrán que pinchar en este link para ver, calentitos desde su casa, los efectos de una temperatura siberiana sobre una extensa masa de agua. No hay más que pinchar aquí.
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