13 de Marzo.- Es muy probable que, si mis lectores piensan en las calles de Viena, les vengan a la imaginación, sobre todo, edificios del siglo XIX y de principios del siglo XX. El reinado del emperador Paco Pepe dejó su impronta indeleble en esta ciudad –mientras, de paso, hacía ricos a muchos constructores de su época-; la capital de los valses está llena de imponentes edificios historicistas. Desde el Ayuntamiento, al Burgtheater, pasando por el Parlamento o por la parte moderna del complejo del Hofburg, la Ringstrasse no sól introdujo a Viena en el circuito de las Grandes Capitales Europeas (e hizo, más tarde, las delicias de los touroperadores japoneses) sino que se convirtió en un corsé estilístico que, a fuerza de ser prieto, es casi un cinturón de castidad.
Lo mismo que a los cocineros austriacos, aceptémoslo, no se les da bien el pescado, podría parecer que a los arquitectos de esa nación no les salen bien los edificios modernos.
Podría parecer. Pero es absolutamente falso.
De hecho, en Viena se encuentra uno de los Think Tanks más importantes de la arquitectura contemporánea.
Se trata del estudio Coop Himmelb(l)au, cuyo prestigio abarca ya casi cinco décadas y que tiene edificios construidos en los cinco continentes.
(Curiosamente, y a pesar de lo que decíamos más arriba, Viena puede enorgullecerse de contar con alguna que otra obra del estudio Himmelb(l)au: concretamente, uno de los anexos del Gasometer que se ve en la foto que ilustra estas líneas).
La Cooperativa Himmelb(l)au fue fundada en 1968 por tres arquitectos vieneses, a saber: Wolf D. Prix (que, con ese nombre de personaje de Asterix cuenta con un curriculum que quita el hipo e incluye haber sido profesor en Harvard, en Cambridge y en la facultad de arquitectura de Los Angeles –sí: la que está en El Pueblo de Nuestra Señora de los Angeles de la Porciúncula-), Helmut Swiczinsky y Michael Holzer.
Desde 1988, la Coop Himmelb(l)au cuenta con casa abierta en Los Ángeles.
De los tres miembros fundadores, sólo queda en la empresa Prix. Holzer se retiró de la firma en 1971 y Swicyinsky en 2006 debido a razones de salud.
El nombre Himmelb(l)au es un juego de palabras. Por un lado, se refiere al azul del cielo (en alemán, Himmelblau) y por otro, si sustraemos la segunda ele del conjunto nos queda Himmelbau que podría traducirse como “construcción celestial” o “divina” (en el sentido en el que las Azúcar Moreno cantaban lo de “Divina de la muerte”).
A pesar de no haberse encuadrado nunca en ninguna corriente arquitectónica determinada, se puede decir que, por lo general, las espectaculares creaciones de Himmelb(l)au se encuadran dentro del deconstructivismo. Una tendencia que, filosóficamente, bebe del pensamiento del filósofo francés Jacques Derrida (1930-2004). Los deconstructivistas se ocupan, fundamentalmente, de la pureza de la forma (los germánicos cubos,las egipcias pirámides, las astronómicas esferas), y así lo muestran las espectaculares curvas de los museos Gughenheim repartidos por el mundo.
Varias prestigiosas instituciones mundiales, como el Museum of Modern Art de Nueva York, el Centre Pompidou, o el mismo MAK vienés, exhiben en sus colecciones permanentes obras de Himmelb(l)au. El estudio no sólo proyecta edificios singulares sino que, además, se ocupa del diseño de grandes espacios urbanísticos así como del de exposiciones de algunos artistas contemporáneos.
Algunas de las obras más espectaculares y emblemáticas de Himmelb(l)au son, aparte del bonito Gasometer vienés, el UFA Palast de Dresde, el BMW Welt (o Museo BMW) de Munich, o el museo Confluences de Lyon y el Busan Cinema Center de Busan, en Korea del Sur, una de las estructuras de acero más grandes del mundo.
Para ver saber más sobre Himmelb(l)au, aquí, su página web.
Deja una respuesta