15 de Junio.- Las temperaturas suben y nos dicen que, en este fin de semana, alcanzaremos los treinta grados. Mi madre, por supuesto, se ha alegrado mucho, porque está viendo Viena cuando Viena es más guapa: cuando las flores resplandecen, cuando los estupendos edificios brillan en todo su esplendor, cuando el dulce sol vienés resbala como caramelo por las fachadas y canta en la música de las fuentes. En fin.
Hoy cuando, a pesar de la paliza que me tienen dada los antibióticos, dábamos una vuelta mi madre y yo, hemos descubierto que un grupo de jocosos vieneses de todas las edades han aprovechado los calores para otra cosa: para reivindicar el uso de las dos ruedas en el espacio urbano. Ligeros y ligeras de ropa, en bañador, en gayumbos, en bikini o directamente sin nada, han tomado el Ring en sus vehículos. Una pequeña muestra de sus estupendos atuendos, como siempre, aquí.
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