Cómeme el coco, negro

Wien: buch, book
A.V.D.

13 de Julio.-  Hoy, el Österreich –gran periódico- llevaba a su portada una noticia de alcance: Heinz Christian Strache, líder de la ultraderecha austriaca, está planeando escribir un libro. En un recuadrito, al lado de su foto, se reflejaban las declaraciones que Strache le ha concedido al periódico en las que explicaba su propósito:

Naturalmente –decía el político- escribir el libro me llevará algo de tiempo.

Claro, como que primero va a tener que aprender a leer –dijeron unas chicas que comentaban el artículo en el metro, a mi lado.

Pero no: qué mal pensadas son estas radicales izquierdistas, joé. Escribir el libro, aclaraba Strache, va a llevarle tiempo porque va a hacerlo él mismo, y no va a acudir a la ayuda de ningún negro (Ghostwriter en inglés y también, en alemán para los que no andan muy sobrados de letras) porque no quiere que luego, como le pasó a la pobre Ana Rosa, pueda descubrirse que no tiene dominio de la informática ni “a nivel de usuario” y que los párrafos de otros libros se le cuelan a uno, misteriosamente, en la obra propia por birlibirloques del Word.

En la misma entrevista, la persona que interviueaba al político le hacía dos preguntas de esas que hacen que se te corte el chorro de la orina (o sea, de las de mear y no echar gota). Las cuales eran: a) Sr. Strache ¿Cuál es su opinión sobre el antisemitismo? y b) ¿Va usted a explicar en su libro también sus veleidades con la extrema derecha? (recuérdese que hace unos años, en 2006, se publicaron unas fotos de juventud de Heinz Christian Strache en las que se le veía vestido con ropa paramilitar y ejecutando, brazo en alto, cierto saludo que por estas tierras tiene muy mala reputación).

A la primera pregunta, Strache ha contestado que el antisemitismo le parece muy malamente (y es que los tiempos han cambiado y ahora, más que antisemitismo, el complemento que define la elegancia populista es ser antimusulmán: si no, que se lo digan a la correligionaria del Sr. Strache, Sra. Rosenkranz, la cual, durante una campaña electoral reciente, acusó al mismísimo profeta de meterle mano a los infantes); en cuanto a la segunda pregunta, Strache ha contestado que, por supuesto, explicará lo que hacía saludando a la romana y jugando a la guerra con otro grupo de amigos de ideologías presuntamente non sanctas. La explicación promete ser, sin duda, jugosa.

La obra, que aún está en el telar pero cuya salida espera toda Austria con la mayor impaciencia, será, según su autor una mezcla de diferentes ingredientes a cuál más prometedor: por una parte, se tratará de un libro autobiográfico, que permitirá que el desconfiado electorado transalpino vea a Strache en su faceta más personal: como un político con una “visión”, como un profeta destinado al triunfo después de una penosa travesía del desierto, como un candidato potable a canciller, y no como el eterno jefe de una oposición gruñona.

Otro ingrediente “fermoso” que tendrá también el libro serán diferentes opiniones políticas (o así) de Strache y, por último, y sin duda más inquietante: una serie de rupturas de tabúes (Tabubrüche, en el original). Strache promete, como siempre, decir lo que otros callan.

Se espera que el volumen esté en las librerías en el año 2013, justo antes de las elecciones.

Comentarios

Una respuesta a «Cómeme el coco, negro»

  1. Avatar de Gonzalo
    Gonzalo

    Otra vuelta de tuerca al culto a la personalidad y otro hábil paso en la estrategia política. No si al final, veremos volar a los bleus.

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