El burdel más grande del mundo estará en Viena

Amor animal
A.V.D.

 

Viena es una ciudad que bulle de congresos y ferias todos los años. Miles de hombres acuden a la ciudad a disertar sobre los más variados temas. Son los nuevos ejércitos y ya se sabe que, donde hay soldados, no andan muy lejos las obreras del amor. Esta circunstancia no ha pasado desapercibida para un grupo de emprendedores vieneses.

4 de Noviembre.- Viena. Aeropuerto de Schwechat. El doctor Augustus Koch, residente en Munich, se detiene delante de una tienda libre de impuestos. Ha pasado tres días en Viena, oficiando como ponente en el decimocuarto congreso anual de proctólogos, y quiere comprarle algo a Hannerlore, su santa esposa, que se ha quedado al cuidado de las bestezuelas que concibieron al alimón hace ya algunos años. Tiempo ha que Herr Koch dejó de desear a su santa esposa carnalmente –el antaño heróico trasero de Hannelore ha evolucionado a gélido culo de pañal- pero, como Koch es un buen hombre, le sigue teniendo mucho cariño a su señora. Por eso, y para quitarse cierto cargo de conciencia por haberse aliviado los picores con una mercenaria, ha decidido comprarle una chuchería.

Herr Koch, es solo uno de los miles de hombres que acuden todos los años a la ciudad de los valses a hablar sobre los más variados temas. El doctor de nuestro ejemplo, pontifica delante de sus colegas sobre las almorranas que constituyen su especialidad, pero Viena bulle todos los años de congresistas y feriantes que se ocupan en los más diversos asuntos. Son los nuevos ejércitos, los mensajeros que mantienen a las empresas informadas sobre las últimas novedades. Y ya se sabe que, desde que el mundo es mundo, donde hay soldados no andan muy lejos las laboriosas obreras del amor.

Esta circunstancia no ha pasado desapercibida para Herr Peter Laskaris, avispado industrial vienés que se ha propuesto construir en Viena el puticlub más grande del mundo. En Austria, la prostitución es una profesión regulada y las hetairas tienen que estar dadas de alta en el correspondiente registro, pasar revisiones médicas periódicas y pagar impuestos (aunque, con los tiempos como están, pocas son las registradas y muchas las que van por lo pirata, y unas y otras refunfuñan de la competencia desleal de las que ejercen gratis, por pura afición).

Ayer, Laskaris y sus socios dieron a conocer sus intenciones: la construcción de un burdel, parecido al Red Rooms que ya funciona en las mismas condiciones en el distrito vienés de Meidling. El presupuesto total de la obra será de 16 millones de euros e incluirá un complejo de 11000 metros cuadrados en el que las esforzadas de la posición horizontal podrán trabajar en un ambiente “construido al estilo toscano” con el confort de un establecimiento hotelero de cuatro estrellas. Entre prestación y prestación gozarán de la atención de peluqueros, esteticistas y médico, y podrán mantener sus muslos firmes en un gimnasio equipado con los últimos adelantos en materia de fitness.

A cambio de poder trabajar al abrigo del relente, tendrán que pagar la módica tarifa de 70 euros diarios, que incluirá la lavandería (porque los fluidos, señora, son los fluidos y la higiene es lo primero) y un servicio de transporte que las llevará del trabajo a su domicilio y viceversa.

Mientras llega el permiso para la construcción del palacio del amor, sus impulsores han decidido mantener su localización en secreto. Se sabe, eso sí, que estará a unos veinte minutos de Viena y que, quien se vea desazonado por los picores, también podrá aliviarse sin necesidad de sacar el coche de casa, porque el complejo será accesible por medio de transporte público –lo cual garantizará también que nadie perderá puntos por beberse una copa de champán en los zapatos de tacón de su amante-.

Se busca también lo que en alemán se llama “concierge” o sea, la persona a la que podrán dirigirse las suripantas si las acucia alguna necesidad (material, se comprende). Herr Laskaris aclaró ayer que para este puesto, se busca un hombre homosexual por aquello de que las pilinguis no le hagan ni fú ni fá y pueda cumplir con su cometido sin que se interfieran las hormonas.

Se espera que el complejo empiece a funcionar en enero de 2014 (eso, si los mayas no tienen razón y no nos vamos a tomar por saco en diciembre, Dios no lo permita) y que atienda y calme a, por lo menos, 1000 hombres todos los días.


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