O todas esas cosas que tienes que saber para no meter la pata y que te vuelvan a invitar a una casa.
2 de Febrero.- La sociedad austriaca es muchísimo más protocolaria que la española. Desde niños, a los aborígenes les enseñan “el modo correcto” de hacer las cosas y así, sin llegar al extremo de otras naciones (por ejemplo, los japoneses) los austriacos tienen un ritual preciso para enfrentarse a casi cualquier situación de la vida diaria.
Naturalmente, si uno no conoce las reglas, está perdido. Así que nada, como decía Gila, aquí van los planos del polvorín:
- Saludos: los españoles, generalmente, nos saludamos uy efusivamente, a lo que yo llamo “distancia de olfateo” (esa, y no otra, es la función biológica de los besos). El protocolo celtibérico es claro en este caso: los hombres, se estrechan las manos (o se abrazan palmeándose fuertemente las espaldas, en algunos casos con serio peligro de fracturas y traumatismos en el costillar); las mujeres, se besan en las mejillas. Cuando a un hombre le presentan a una mujer desconocida, también le da dos besos cortos en las mejillas. Los gays, se besan en las mejillas también. La buena noticia es que, en Austria, todo esto es muchísimo más simple: se le da la mano a todo el mundo y santas pascuas. El apretón debe ser proporcional a la fuerza de quien lo recibe. Los hombres, contudente y de un tirón. Las mujeres, algo más suave. Los besos, a no ser que se tenga muchísima confianza con la persona, están prohibidos. Incluso, atención, con la familia. En Austria, por ejemplo, es poco probable que tu suegra te dé dos besos. Y si tú avanzas para dárselos, es probable que te mire como si estuvieras enajenado y albergases hacia ella intenciones libidinosas.
- Brindis: los españoles brindamos a la vikinga. O sea, como hemos visto todos en esas películas americanas de los sábados y los domingos por la tarde en Antena 3. Tras una hora y media (sin contar la publi) durante las cuales hemos seguido las peripecias de Sammy Joe (rubia, adolescente, un poco putorcio) la cual se ha escapado con su novio Billy Ray, y hemos presenciado cómo el padre de Sammy Joe encuentra al pendón de su hija en un motel y le dice que “a pesar de lo que haya hecho, ella pertenece a esta familia”, la tribu americana se junta en la cocina de la casa y brinda por un futuro en el que Sammy Joe y Billy Ray pasen por la vicaría y escuchen el sermón del pastor. Plano de las manos sosteniendo todas las copas entrechocantes, The End, y anuncio de Hemoal que patrocina este espacio.
Pues bien: en Austria, no. Todas las personas brindan con todas (se forma esa risueña algarabía que se formaba en la iglesia cuando éramos catecúmenos y nos dábamos la paz), la copa se sostiene siempre por el estambre y, al hacer entrechocar los cristales con un fino tintineo, se dice “Prost” y se mira ostensiblemente a los ojos del contrario Hay que tener cuidado de no cruzarse con otros comensales (bebensales?), porque dice la creencia popular que da mala suerte.
En los casos de brindis con cerveza, la única variación se presenta si se tiene un vaso largo (de los que se usan por estas tierras para la cerveza de trigo). Entonces hay que hacer entrechocar los culos (de los vasos, naturalmente). Esto, aunque parezca mentira, tiene una razón física: cuando los vasos están llenos, si se hace un brindis ortodoxo, el cristal corre peligro de rajarse.
Otra cosa: los austriacos perdonan que empieces a comer cuando no todo el mundo tiene pitanza en la mesa (por educación, se dice con poca convicción lo de “empieza, empieza, que se te enfría”) pero tu suegra te echará de casa si empiezas a beber antes de que todos hayan brindado.
Se brinda por cierto, con cada persona que llegue a la mesa, siempre con líquido en la copa, nunca con agua.
- Regalos: esta es la madre del cordero de todo el protocolo austriaco ¿Qué hay que saber de los regalos? La regla de oro es: nunca te presentes en una casa a la que te hayan invitado con las manos vacías. Es un pecado social imperdonable. Si te invitan a cenar, quedas bien con una botella de vino de acuerdo con tu presupuesto. Flores, si quieres hacerle una fiesta a la dueña de la casa. Por cierto, los españoles siempre damos las flores envueltas en el plástico o el papel de la tienda (también se lo hemos visto hacer a Billy Ray cuando intentó llevarse al huerto a Sammy Joe) ¡Error! Uno tiene que encontrar el momento de deshacerse del papel o del plástico. A lo más, si se regala un tiesto (a muchos austriacos les harás felices si les regalas una maceta) se puede poner un lazo o un papel pinocho alrededor de la maceta. Si no, nada.
Nunca, pero nunca, nunca, nunca dar regalos sin envolver en la bolsa de la tienda (aunque sea un bolso de Louis Vuitton) te puede costar que te tachen de la lista de invitados para siempre. Es conveniente siempre que el regalo vaya acompañado de una tarjeta con una chorradilla.
Otro consejo: el regalo (botella, tiesto, elefante atado con una cuerda) es mejor soltarlo cuanto antes. Lo ideal es entregarselo al destinatario en cuanto abra la puerta para quitarse de problemas. Si uno va con su santo o su santa, se le endosa el marrón sin piedad. Porque eso esto de entregar el regalo es el único momento que los austriacos no tienen previsto.
La excepción.
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