Las razones del hombre solo

Con solo una mirada
A.V.D.

 

El hombre solo, el grupo. La eterna tensión.

20 de Marzo.- Querida Ainara (*): el otro día, yendo a trabajar, pensaba que, si yo tuviera un hijo ahora –circunstancia que cada día se hace más improbable- es muy posible que le pusiera una niñera china para que aprendiese el idioma de ese país del cual, estoy convencido, será el futuro para bien o para mal.

Y me acordé entonces de ti y pensé que pronto harás seis años y que, a pesar de ser una edad cortísima, es cierto que ya se te va haciendo tarde para algunas cosas: por ejemplo, para la niñera china. Porque vas perdiendo, poco a poco, la plasticidad milagrosa de los recién nacidos.

Avanzando por la ruta de mis pensamientos, Ainara, terminé cayendo en que, cuando se acaba esa plasticidad, nos quedamos como la mujer de Lot y permanecemos así todo lo que nos queda de vida. O lo que es lo mismo: nunca dejamos de ser lo que fuimos cuando éramos niños. Se añade cierta pulpa al andar, los acontecimientos, el devenir de los años nos moldean, eso está claro. Pero ese núcleo duro, ese hueso, queda en nosotros y, como la caida de una tela condiciona las posibilidades de lo que se puede hacer con un tejido, lo que fuimos de niños hace que quede en nosotros un determinado estilo de reacción espontánea. Eso que, cuando yo era niño (no sé si ahora, con lo perdido que anda todo) se llamaban “los prontos”.

O sea, las reacciones que tenemos ante determinadas situaciones cuando no tenemos tiempo para pensar.

Mirando hacia atrás veo claramente que no fui un niño gregario. Me costaba mucho integrarme en esas bandadas de niños que se juntan para hacer cosas. Yo me sentía cómodo en el uno a uno. En el intercambio, en la conversación. Siempre he tenido claro que una masa de personas es voluble, que la opinión del grupo cambia a gran velocidad, y que una vez la masa encuentra un objetivo en el que verter su animosidad, es tan imposible de parar como un tren en marcha.

Desde entonces, no puedo evitar pensar en los grupos de personas (no digamos en la multitud) como algo inquietante que me gusta observar desde cierta distancia hasta que veo de qué pie cojean.

Con el tiempo, claro, la cosa ha ido cambiando para mucho mejor (uno se conoce, hace lo posible por enmendarse y vencer los miedos absurdos).

Sin embargo, de aquella soledad fundacional me queda una rabia, un escozor interior, cada vez que veo que alguien hace lo posible por buscar refugio en una colectividad y no le dejan.

No puedo evitar ver en ciertas situaciones el espejo de mi situación de cuando yo era niño y, en ese momento, como entonces, soy consciente de la cara despiadada que la masa le ofrece al indivíduo que solo cuenta con sus propias fuerzas.

En cualquier situación, me fastidia sobremanera la postura cómoda del grupo que rechaza al elemento nuevo sin entrar a considerar los beneficios que siempre aporta la savia nueva. Me subleva la injusticia y la asimetría, el comportamiento de la hermandad  que disfruta de la seguridad que siempre ofrece el sentirse abrigado por gente que te aprecia y tiene tu misma manera de pensar.

En un noventa y nueve por ciento de los casos, trato de resolver esta situación de desequilibrio y, en la medida de mis fuerzas, trato de ayudar a la parte que me parece más débil.

Creo, Ainara, que la obligación del hombre noble es ponerse siempre del lado de quien necesita más ayuda.

Lo ha dicho el nuevo Papa y creo que tiene muchísima razón: “El verdadero poder está en el servicio a los demás”. Y servir a los demás es ponerse siempre del lado del débil.

De todos depende que no se convierta en frases vacías.

Besos de tu tío

(*) Ainara es la sobrina del autor

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Comentarios

2 respuestas a «Las razones del hombre solo»

  1. Avatar de José Ignacio Bolonio Jiménez
    José Ignacio Bolonio Jiménez

    Hola, Paco:
    Soberbio tu dibujo de la lucha entre el individuo y la masa. Algunos párrafos los hago míos sin titubeos. Me identifico con los miedos para integrarme en los grupos; en el mayor número de los casos, me acaban decepcionando. Yo me siento más cómodo, no he debido evolucionar imagino, en el uno a uno.
    A partir de ahora, tendrás un asiduo visitante de tu blog, regalo para los que nos gusta leer.

    Aufrichtig

    JIB

    1. Avatar de Paco Bernal
      Paco Bernal

      Hola Jose Ignacio:
      Gracias por tu comentario, y gracias por leerme 🙂 En los grupos, como todo en esta vida, lo mejor es mirar, sopesar y luego decidir. Lo cual no quita, claro, que luego te lleves mejor con unos o con otros. Yo también sigo siendo más de la conversación, de todas maneras.
      Un abrazo 🙂

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