30 de Abril.- Según la foto publicada hoy en este artículo del periódico valenciano Información, Hannah Kaiser es una señora mayor, teñida de un tono aproximadamente pelirrojo a la que, así a bote pronto y quizá por la simpatía que se desprende de la imagen, no se le podrían echar los 75 años que lleva funcionando por el mundo.
La señora Kaiser ha salido en la prensa porque, después de tres cuartos de siglo, ha vuelto a su localidad natal, Benissa, una pequeña ciudad equidistante de Gandía y Benidorm. El porqué de su nacimiento en un lugar en principio tan alejado del sitio en que sus padres vinieron al mundo, se explica en el cuerpo de la noticia.
El matrimonio Kaiser, formado por Hans, de 28 años y Dora, de veintiséis, del mismo modo que otros 1398 austriacos de izquierdas fue a España a luchar en nuestra guerra civil del lado de la República en las brigadas internacionales. Hans Kaiser era médico y, durante la contienda, fue el director del sanatorio instalado en el convento de los franciscanos de Benissa. Su mujer Dora era enfermera.
Es muy probable que, en la decisión de los Kaiser de transladarse a España a luchar del lado de la República, pesasen varias circunstancias. En primer lugar, la religión judía que profesaban (el nazismo se estaba extendiendo por Europa como una mancha de aceite, y el antisemitismo con él). En segundo lugar, el sentimiento, agudizado por las crisis económicas y de identidad que sufrió Austria en el periodo de entreguerras, de que el mundo tal y como lo habían conocido se encontraba en un peligro urgentísimo y que la Humanidad se enfrentaba a un Armagedón en el que combatirían por el triunfo definitivo las fuerzas de la luz contra las huestes del mismísimo Lucifer.
Asimismo, muchos de los brigadistas internacionales austriacos, sobre todo los procedentes de la socialdemocracia, abrazaron la lucha antifascista ante el fracaso del movimiento obrero en la guerra civil relámpago que se desarrolló en Austria entre el 12 y el 15 de febrero de 1934, solo unos días antes de que la señora Kaiser viniera al mundo en Benaissa. En esta guerra civil, que produjo varios cientos de muertos, se enfrentaron las fuerzas armadas de la Socialdemocracia austriaca y las fuerzas gubernamentales al mando del dictador austrofascista Dollfuss (este es un periodo convulso que los austriacos, muy comprensiblemente, no revisan con mucho gusto). La victoria del austrofascismo llevó al fin del sistema democrático austriaco y a la entrada de la socialdemocracia en la clandestinidad. Una clandestinidad de la que, después de la guerra, saldrían importantes personajes de la política austriaca del siglo XX, como por ejemplo el canciller Kreisky, judío también como los Kaiser.
La señora Kaiser es una mujer mayor y sus padres fallecieron hace tiempo. Con la muerte de sus protagonistas se corre el peligro de que se olviden las circunstancias de aquel momento de la historia de Europa que, en estos tiempos de polarización creciente, de demagogia, de crisis económica (y de las otras) corremos el peligro de repetir. Por eso, el Estado austriaco fundó un Centro de Documentación de la Resistencia Austriaca, cuyo fondo online se puede consultar si se pincha en este link. En él, a disposición de aquellos que quieran saber más, están las biografías de un gran número de brigadistas austriacos que formaron el llamado Batallón 12 de Febrero.
Para cuando la señora Kaiser y su madre pudieron regresar a Austria, Hans, el padre, ya había muerto. Para él fue tarde, lo mismo que para muchos otros brigadistas internacionales que regaron con su sangre el suelo español en defensa de la democracia y la libertad.
(Este artículo no hubiera podido ser escrito sin la amable colaboración de Pablo Morales, que me ha enviado el link a la historia de la señora Kaiser. Desde aquí, mi agradecimiento público).
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