Leopold Wölfling: una oveja negra en la corte de Francisco José (y 2)

Michaelerplatz, VienaContinúa hoy la historia del archiduque que abandonó la familia Imperial por la charcutería (viene de aquí)

30 de Mayo.- El 31 de Marzo de 1902, el arrepentido príncipe Leopold Salvator le envió al emperador un escrito en el que, humildemente, pedía su reincoporación al Ejército imperial. Francisco José se mantuvo firme y, recordando los pasados escándalos de su pariente tarambana, no cedió. De esta manera, puede decirse que el emperador tuvo bastante culpa en que Leopold volviera a las andadas. Renovó su contacto con la señorita Adamovics con la que expresó su intención de casarse. Naturalmente, Leopold era perfectamente consciente de que un matrimonio así acarrearía su expulsión inmediata de la familia imperial. Sin embargo, la perspectiva no pareció asustarle mucho. El 14 de Diciembre de 1902 le escribió al cabeza de la familia Habsburgo una nota en la que decía lo siguiente:

“Eure Majestät! Ich bitte Eure Majestät meine Stellung und Rang als Erzherzog ablegen zu dürfen und den Namen Leopold Wölfling, anzunehmen“

Lo cual, en la lengua de Belén Esteban, viene a decir más o menos esto:

“Su Majestad! Le pido a su Majestad permiso para renunciar a mi posición y rango de archiduque y adoptar el nombre de Leopold Wölfling”

De esta manera seguía el ejemplo de su tío, el archiduque Johann Salvator, el cual, 13 años antes, también había abandonado las filas de la familia imperial. El emperador, sin embargo, no accedió inmediatamente a las pretensiones de Leopold y solo cuando se cercioró de que a Leopold se le darían medios (financieros, mayormente) para que no siguiera dando escándalos, estampó su firma al pie del documento por el cual el archiduque se convertía en el sencillo Herr Wölfling.

El 25 de Julio de 1903, Wölfling se casó en Suiza con su amante, Wilhelmine Adamovics. El pequeño país alpino también fue su residencia a partir de aquel momento, en una lujosa villa que el suegro a regañadientes de la antigua prostituta le regaló a la pareja. Dos años más tarde, Herr Wölfling adoptó la nacionalidad suiza y otro bienio después, el matrimonio se separó. Sólo un par de días más tarde de que se hiciera efectivo el divorcio, el día 1 de Julio de 1907, Leopold Wölfling se volvió a casar de nuevo y, de nuevo, fue una ex prostituta la elegida de su corazón (se conoce que el hombre tenía una fijación). La segunda esposa se llamó Maria Magdalena –muy propio- Ritter. La pareja se divorció en 1911 y Leopold dejó Suiza y se marchó a Munich. Cuando estalló la guerra mundial, sintió un prurito de hacer algo por su antigua patria y le pidió a su madre que intercediese ante el anciano emperador Francisco José, el cual, aseguran que dijo:

-¡No me nombres más a Leopold! Desde que pasó aquello, está muerto para mí y así quedará para siempre.

Leopold pasó la guerra en Suiza y luego volvió a Alemania, en donde la inflación se comió sus ahorros. El otrora acomodado caballero empezó a tener que trabajar para poder ganarse el pan. En 1925, en la pobreza, pidió una pensión a la República austriaca, el Gobierno de la cual le denegó insistenemente, a pesar de que Wölfling se la pidió incluso al presidente.

En 1916 había conocido en Suiza a una mujer 24 años más joven que él (no figura que se dedicase a ningún oficio en el que la posición horizontal fuera necesaria) y con ella pasó sus últimos años hasta que, como queda dicho, contentísimo por la ascensión de su paisano Adolf Hitler al poder, murió en Berlín.

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