18 de Julio.- (aniversario, por cierto, de otro acontecimiento zarrapastroso que también pasó en verano). Dejamos en nuestro último post al Palacio de Justicia de Viena ardiendo como una tea, y a Elias Canetti cogiendo apuntes. Seguimos con nuestro ranking de cosas impactantes que sucedieron cuando los trigos encañan y están los prados en flor:
5.- Batalla de Deutsch-Wagram (29 de Junio de 1809): podría considerarse como el partido de vuelta de la batalla de Aspern, también en las cercanías de Viena, que Napoleón había perdido seis semanas antes. Se enfrentaron los ejércitos del Corso contra el ejército austriaco liderado por el Archiduque Carlos de Habsburgo. Si hubiera sido un partido del balompédico deporte (más nos hubiera valido, que todo hubiera sido mucho menos sangriento) hubiera podido decirse que los austriacos jugaron bien –lo reconoció el mismo Bonaparte- pero que alguien tenía que ganar y ese alguien fue el corso. Según estiman los historiadores, en Wagram murieron (atención) 27500 gabachetes y 23750 austriacos se fueron a jugar a los naipes con San Pedro. Las consecuencias de semejante escabechina y de la derrota austriaca se materializaron en el Tratado de Schonbrunn, por el cual Austria cedió a Francia una cantidad de territorios y el emperador a su hija Maria Luisa. Napoleón se divorció de Josefina (mayor que él, presuntamente estéril) y se casó con la austriaca, que le dio un hijo (el aguilucho) cuyo corazón se guarda hoy en un recipiente curiosamente parecido a una coctelera en la Augustiner Kirche de Viena.
4.- Picnic Paneuropeo (19 de Agosto de 1989) ¿Qué? ¿Un picnic? ¿Y eso es impactante? Pues sí. En el verano de 1989 estaba clarinete que el bloque soviético no daba para más y nuestro amigo Don Otto –Todos Votados- Habsburgo decidió que era hora de poner las bases para un futuro sin hoces y martillos –él, claro, se imaginaba que todos íbamos a ir a misa mucho más, pero esto no le quita valor a sus buenas intenciones-; así pues, el primer ministro húngaro Gyula Horn y su homólogo austriaco del lado capitalista Alois Mock convocaron un picnic que tenía que servir como demostración pacifista. Se cortó la alambrada que separaba Hungría de Austria por Sankt Margarethen en Burgenland. La encargada de hacerlo fue Walburga Habsburg Douglas. Mientras Don Otto se comía el filete empanado y los pimientos fritos junto a sus amigos húngaros, 600 ciudadanos de la República Democrática Alemana aprovecharon el picnic para pasarse al capitalismo con armas, Trabants y bagajes. Desde entonces, el picnic se considera el preámbulo de lo que fue la caida del muro de Bel-lín. En octubre de aquel año.
3.- Segundo sitio turco de Viena (14 de Julio de 1683). Desde el siglo XVI, la toma de la ciudad de Viena había sido uno de los objetivos prioritarios del imperio otomano. Y es que esta ciudad, aparte de chula, de bonita y de todo, tenía una posición estratégica privilegiada en el corazón de Europa y, no solo eso, su posesión daba el control de las rutas comerciales hacia el mar negro. Las tropas turcas empezaron a marchar el día 1 de Abril de 1683, después de mandar aviso a la corte austriaca (porque no es cosa de sitiar sin avisar). Eran una temible armada de 40.000 tártaros de Crimea y se extendieron por la llanura vienesa por el este. En la ciudad cundió el pánico. Los defensores, que eran la mitad de los atacantes, hicieron todo lo posible por detener la invasión pero, después de algunas escaramuzas, se vieron obligados a retirarse a Linz junto con 80.000 habitantes de Viena. El sitio duró dos meses y se resolvió en la llamada Batalla de Kahlemberg (12 de Septiembre de 1683) en la que una coalición de las naciones cristianas, al mando del rey de Polonia, Juan III Sobieski le dio a los turcos pa´l turbante. Después de vencer, el ufano monarca, le mandó una carta al papa que empezaba con la frase “Vinimos, vimos y Dios venció”.
2.- Muerte de Sissi (10 de Septiembre de 1898) en Ginebra. Son la una y media de la tarde, la emperatriz, del brazo de su dama de compañía, la Sra. Irma Sztaray, va a coger el barco que la llevará de vuelta a su hotel. Viene de visitar a la baronesa Julia Rothschild y de comprobar lo lozanas que tiene las orquídeas (no es coña, es en serio, el cultivo de orquídeas era un pasatiempo favorito de la aristocracia de la época). A esto que, de improviso, un hombre (el anarquista Luigi Lucheni) choca con ella y aprovecha para clavarle un estilete. Con tan mala suerte, que el punzón atraviesa por entre las ballenas del corsé y le perfora a Sissi el corazón. La afectada no se entera de nada, por cierto. Es al llegar al barco cuando empieza a sentirse mal. La hemorragia interna le produce, primero, un ligero mareo, luego debilidad y, por fin, la muerte. Sus últimas palabras fueron „Aber was ist denn mit mir geschehen?“ (¿Pero qué me está pasando?) y luego, espichó (la pobre).
1.- Atentado de Sarajevo (29 de Junio de 1914). A eso de las once de la mañana, el sucesor del trono del imperio austro-húngaro, el archiduque Franz Ferdinand (lo siento, pero me siento raro llamándole Francisco Fernando) y su santa, la archiduquesa Sofía, están en su coche descubierto, el cual hace una maniobra cerca del puente latino de esta bonita ciudad. Han sobrevivido a su primer atentado del día (una bomba que rebota en la capota del coche y explota al paso del coche que viene detrás). Al saberlo, el nacionalista –mortalmente enfermo, por cierto- Gavrilo Princip acude a su encuentro y tirotea a los aristócratas. El archiduque Franz Ferdinand recibe un balazo en la yugular y se desangra. Ella, es alcanzada en el vientre. Las últimas palabras del archiduque son “Sofia, no te mueras! Vive por nuestros hijos”. Efecto curativo, nulo. A pesar de tan buenos deseos, la archiduquesa insiste en morirse. Este asesinato doble es el pistoletazo de salida (nunca mejor dicho) de la primera guerra mundial.
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