Soy de la opinión de que, si uno quiere quedarse a vivir a largo plazo en un país, casi es su obligación familiarizarse con los habitantes y la historia de ese país.
3 de Noviembre.-Este procedimiento de integración que presenta la ventaja fundamental de que ayuda a aprender a querer al país y a sus gentes por la vía de comprenderles, única manera de terminar viviendo a gusto en un sitio.
Las encuestas: esas fuentes de información
Por eso, siempre que salen publicadas en los medios austríacos encuestas en las que se les pregunta a los aborígenes sobre tal o cual cosa, yo las leo con fruición. Una encuesta es algo que da mucha información. No solo por los resultados de la encuesta en sí misma, sino por lo que se pregunta o lo que se deja de preguntar. Las preguntas de una encuesta prefiguran ya un sesgo que ayuda a saber, por ejemplo, qué aspectos de la realidad se consideran importantes y cuales no.
Hoy, la edición digital del Standard publica una encuesta en la que los austríacos se prouncian a propósito de su visión de la familia y de las relaciones que tienen con la infancia y la juventud (Hela)
Las preguntas están basadas en afirmaciones con las que uno tiene que expresar su acuerdo o desacuerdo total o parcial.
La fama cuesta y aquí empezaréis a pagar
Empiezo por una pregunta que, en una encuesta española, NUNCA hubiera salido. Escribo la afirmación en alemán y luego la traduciré como mejor pueda, porque en español ni siquiera existe el concepto tal cual. A ver, la frase es: “Ich finde es gut, wenn Kinder von klein auf an Leistung gewöhnt werden“. Se podría traducir como: „Pienso que está bien que los niños se acostumbren al esfuerzo desde pequeños”. Leistung podría traducirse también como “ofrecimiento de resultados”, algo así. Pues bien, la mayoría de los encuestados, 57 por ciento, se encuentran de acuerdo o muy de acuerdo con esta afirmación. Destaca, según el Standard, que son los votantes de Los Verdes (Die Grünen) los que quieren evitarles a sus hijos esta presión por los resultados a toda costa, mientras que en los votantes de partidos de derechas la proporción de los que se muestran de acuerdo está muy por encima de la media.
Otra que jamás saldría en España: “Los niños deberían aprender otra vez (se entiende que como antes) a saludar y a comportarse convenientemente”. Un aplastante 83 por ciento de los encuestados se muestra de acuerdo con esta afirmación, lo cual cuadra con una sociedad como la austríaca, extremadamente más ritualizada que la española (hay una manera correcta –o sea, socialmente aceptada- para hacerlo casi todo desde entregar un ramo de flores a saludar, brindar o despedirse).
Cualquier escuela pasada fue mejor
Los austriacos también piensan, en general, que la calidad de la educación de sus niños ha bajado en comparación con el pasado. Por ejemplo, piensan que los niños no cuentan tan bien como antes (72% de los encuestados) o que los niños no aprenden en el colegio un alemán decente (63%) sin embargo, están a favor de que sus hijos crezcan en contacto con niños procedentes de otros países y culturas, aunque piensan que hoy hay más casos de maltrato escolar que antes (casi un setenta por ciento está de acuerdo).
En lo referente a la sexualidad, es la opinión de este articulista que los niños españoles tienen más información al respecto (ven Sálvame, claro, y así uno se entera de muchas cosas). A pesar de lo cual, los austríacos piensan que sus niños y sus jóvenes deberían tener una relación lo más desprejuiciada posible con los asuntos del bajo vientre. Piensan además mayoritariamente (con una mayoría, es cierto, no muy abultada, 56%) que las parejas con componentes del mismo sexo deberían poder adoptar niños y casarse como se hace en España. El respaldo es mayor entre las personas que votan a partidos de izquierda.
He dejado para el final mi preferida. En mi infancia se justificaba mucho lo de darle a un niño un tortazo (“en el culo”, se decía “que es carne muerta”) y no se consideraba que fuera un trauma insalvable para la criatura objeto del correctivo. A esto, en Austria, en lengua vernácula, se le llama la G´sunde Watsch´n (el guantazo saludable). Pues bien, en Austria, lo de darle un azote a un niño es un absoluto tabú. El 67 por ciento de los encuestados se muestra radicalmente en contra del tortazo como medida educativa. De hecho, Felix Baumgartner, más conocido en este blog por “El tontolpijo´ la capsula” casi se la busca por decir que a él, lo de meterle un pescozón a un crío cuando se pone pelma, no le parecía mal, que a él su padre le había dado de vez en cuando y mira, había llegado hasta la estratosfera.
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