En las cercanías de la localidad de Zwentendorf, en Baja Austria, se levanta una mole que pudo, en su día resultar amenazante.
17 de Noviembre.- La noche del 4 de Marzo de 1989 fue, sin duda, una de las más catastróficas de la Historia de este país. A las tres y dos minutos de la mañana, en la sala de control de la central nuclear de Zwentendorf, en Baja Austria, solo dos técnicos hacían guardia. El tercero, había ido a buscar un café a una máquina cercana. Al volver, con el vaso humeante en la mano, se fijó en que un piloto rojo daba la señal de alarma:
-Creo que tenemos problemas en el reactor –dijo.
Los otros no se alarmaron. El indicador de sobrecalentamiento había dado ya problemas otras veces.
-Prueba a apagarlo y volverlo a encender.
Tres minutos más tarde, el sensor volvía indicar un fuerte calor en el reactor principal. Y, más preocupante aún, otras tres luces, correspondientes a otras tantas unidades de refrigeración, se habían encendido indicando que el núcleo de la central nuclear estaba expuesto a un estrés que se volvía más peligroso por momentos. Los tres técnicos se miraron, pálidos y preocupados. Inmediatamente, decidieron llamar al director de la EVN AG (Energieversorgung Niederösterreich AG) la empresa que gestionaba la central. No le dio tiempo a dar ninguna orden. Del reactor empezó a salir una columna de humo blanco. Los técnicos supieron en ese momento que estaban sentenciados. Era cuestión de tiempo que la nube radioactiva les alcanzase, condenándoles a una muerte horrible, y después se propagase por toda Austria.
Zwentendorf: el gigante dormido
Naturalmente, esta escena es totalmente ficticia pero hubiera podido llegar a ser verdad si la central nuclear de Zwentendorf, que existe efectivamente, pero que no está activa, hubiera entrado en funcionamiento.
La luz verde para la construcción de la central nuclear de Zwentendorf la había dado el gabinete Kreisky en abril de 1971. De hecho, Zwentendorf debía de haber sido la primera de las tres centrales con las que Austria planeaba afrontar su demanda energética para los veinte años siguientes. Las otras dos hubieran estado en St.Pantaleon-Erla/St. Valentin, en la frontera entre las Austrias baja y alta y el tercer reactor nuclear hubiera debido situarse en St. Andrä, en Carintia.
La inversión realizada por el Estado austriaco fue de 5200 millones de (los entrañables, antiguos, etc) chelines (unos 1044 millones de euros en términos reales actuales). El reactor fue producido por Siemens y la coraza de hormigón que lo alojaba por VOEST. La chimenea que corona la central mide 100 metros de alto.
¿Qué sucedió para que, a pesar de estar terminada, la central nucelar de Zwentendorf nunca entrase en funcionamiento?
Las protestas que provocó en todo el país la construcción del complejo de Zwentendorf llevaron al Gobierno austriaco a realizar un referendum que se celebró el 5 de Noviembre de 1978. Como resultado y muy en contra de la opinión del canciller Kreisky, que empeñó parte de su prestigio personal en ello, la central de Zwentendorf nunca fue puesta en funcionamiento. Hubiera podido pensarse que, después de semejante batacazo, Kreisky debiera de haber quedado seriamente tocado políticamente. Pues no: en las elecciones siguientes, el canciller socialdemócrata obtuvo una de sus mayorías más aplastantes.
Moraleja: en todas partes cuecen habas.
¿Qué hacemos con el coche?
Otra consecuencia del referendum fue que, en Diciembre de 1978 se aprobó una ley, vigente aún en la actualidad, por la cual se prohibía la energía atómica en Austria para siempre jamás.
Sin embargo, el cierre de la central dejó abiertas preguntas urgentes: ¿Qué hacer cuando uno se ha comprado un Rolls Royce y, de pronto, su familia decide que la mejor manera de evitar los accidentes de tráfico es ir andando a todas partes? En otras palabras ¿Cómo iba a recuperar el Gobierno austriaco la montaña de pasta invertida en la central?
Al principio, Kreisky, que era un zorrete de la política, decidió dejar Zwentendorf tal cual, confiando en que, con el tiempo, quizá la visión de la energía nuclear de los austriacos cambiaría. Sin embargo, en 1989, la catástrofe de Chernobyl hizo que nadie se planteara poner el único reactor nuclear austriaco a funcionar.
La central permaneció dormida, cerrada y custodiada por el personal de seguridad, hasta 2005, momento en que se instaló en ella un centro de aprendizaje para técnicos de seguridad nuclear (era, sin duda, la maqueta más cara de la historia) . En 201 se levantó en los terrenos de la central una instalación fotovoltaica que produce 190 Kilowatios de energía perfectamente limpia y renovable.
Por cierto, para los interesados, la central nuclear de Zwentendorf se puede visitar todos los viernes. Más informaciones en www.zwentendorf.com
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