Viena a las tres: libros electrónicos en las bibliotecas vienesas

Mercado de libros en LembergUno tiene la sensación de que internet está cambiando el mundo cada vez a más velocidad. Y si, en la vida cotidiana, ya no podemos vivir sin la red de redes, hay industrias que están viéndose obligadas a reciclarse a velocidad de vértigo.

Una de estas industrias es la del libro.

Como objeto físico, un libro está dejando de ser un libro. Cada vez más obras se editan en formato electrónico para ser consumidas por los lectores en chismes preparados al efecto. Al principio, fueron los libros electrónicos, pero ahora también están las tabletas y los teléfonos móviles en donde uno puede dejarse los ojos devorando las últimas aventuras urdidas por Dan Brown.

Pero, como sucede con los libros de papel, a veces a uno no le apetece comprarse un volúmen de literatura de consumo rápido. De esos de leer, enterarse de quién es el asesino, y luego olvidar. Antiguamente, esos libros terminaban en Caritas. Hoy, uno se los puede pedir prestados en formato electrónico a las bibliotecas vienesas y, una vez expirado el plazo de préstamo, no pasa rien de rien,que decía Edith Piaf. Ni sitio ocupado, ni qué hago yo con todo esto, ni nada de nada.

Las bibliotecas vienesas ofrecen ya treintamil títulos de libros electrónicos en préstamo (son datos de www.wien.at) y no solo libros de leer, sino libros de escuchar, que aquí son muy populares no solo entre las personas ciegas, sino también entre aquellos que quieren, por ejemplo, realizar las tareas de su vivienda mientras les están contando un cuento. A mí, personalmente, muchos de estos audiolibros me ponen un poco de los nervios, pero sobre gustos no hay nada escrito. En la página de la biblioteca virtual de Viena (pinchar en el nombre) pueden mis lectores informarse al respecto de esta nueva modalidad.


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