Porque no todo va a ser consumismo, oiga.
En Viena, no solo los grandes almacenes salen ganando con el día de los enamorados. El día 14, también se pueden hacer muchas cosas que no tienen nada que ver con la compra de bombones (que siempre engordan) o cachivaches que siempre terminan en algún sitio del trastero. Para muestra:
–La Biblioteca Nacional austriaca organiza un tour d´amour a través de sus tesoros dedicados al amor. El precio de la entrada es de 11 euretes por persona (apto, pues, para todos los públicos) y los jóvenes hasta 19 años, que también tienen derecho, qué caray, solo pagan dos euros. Y, como la chispa del amor se mantiene mejor con una sorpresilla, al final de la visita se dará a los visitantes un regalito sorpresa especial ¡Hay que reservar, por cierto!
-Uno de los lugares más desconocidos de Viena es la colina de Am Himmel, en donde hay un círculo con diferentes árboles que, cuando hace buen tiempo, hacen las delicias de grandes y chicos. El restaurante que está allí y que se llama Oktogon, ofrece tres menús diferentes con ocasión del día de los enamorados, para disfrutarlos en compañía (la dirección del Oktogon es Himmelstrasse 125, en el distrito 19)
-Y no nos podemos olvidar del orígen de la fiesta. En la catedral de San Esteban, el día 14, a las ocho de la tarde está la Bendición de San Valentín. Enamorados y amigos (se supone que por aquellas parejas de creyentes del mismo sexo que quieran acudir camuflados y no dar mucho el cante) pueden acudir a que el párroco de la catedral les desee todo lo mejor en nombre de Aquel que todo lo une (y que también se encarga de separar alguna que otra cosa y de que los enamorados terminen tirándose los trastos a la cabeza)
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