En 2011 murió la cantante inglesa Amy Winehouse, la cual probablemente será recordada por sus excesos capilares (esa versión peluqueril del síndrome de Diógenes) y su espléndida voz para el pop.
Poca gente sabe sin embargo que, aparte de su carrera musical y de un estilo de vida que terminó llevándola a la tumba de manera tan precoz, Amy Winehouse provenía de una familia judía de arraigadas creencias, que había emigrado a Inglaterra en el siglo XIX abandonando su Bielorrusia natal. Durante estos días, y hasta el 20 de agosto, el Museo Judío de Viena echa la vista atrás y recuerda a la Amy Winehouse menos conocida, con trajes, fotos de familia y todo tipo de objetos personales.
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