Oculus Dei Semper Vigilat

Oculus Dei Semper vigilatLa noticia de que, supuestamente, el Papa llamó hace días a una paisana suya para orientarla espiritualmente ha levantado curiosas reacciones. Una reflexión al respecto.

30 de Abril.- Querida Ainara (*) : tu tío es un incansable buceador en los fondos de los periódicos. Quizá porque creo que es en esas pequeñas noticias donde, a mi juicio, se encuentran los símbolos que ayudan a entender mejor el presente.

El curioso caso de la mujer divorciada

Hace unos días, apareció en diferentes medios que el Papa Francisco –conocido en este blog, cariñosamente, como el Papa Paquirri presuntamente había llamado por teléfono a una paisana suya, mujer honesta y con escrúpulos de conciencia, la cual vive con un hombre divorciado. La señora, presuntamente también, le habría escrito al Santo Padre para preguntarle si podía tomar la comunión, y el Papa le habría dicho por teléfono que no se preocupase porque, haciéndolo, no le causaba mal a nadie.

Dejando aparte la autenticidad de la noticia, lo que a mí me ha resultado más curioso han sido las reacciones que la noticia ha causado. Unas reacciones que, me temo, reflejan las tensiones a las que la Iglesia está sometida en este principio del siglo XXI.

Desde el lado “conservador”, como era esperable, inmediatamente se ha tachado la noticia como falsa –el Vaticano, parece ser,  ni la ha desmentido- y se han utilizado una y otra vez tres palabras clave: DOCTRINA, MAGISTERIO y DOGMA. O sea, se ha invocado la ORTODOXIA, palabra que, en griego, como todos sabemos, quiere decir “la opinión correcta” (y, una vez determinada su corrección, naturalmente, la única posible).

Desde el lado “liberal”, ese que ve en el Papa Francisco una primavera y a los dos pontificados anteriores como dos gélidos inviernos, se ha acudido a lo que, también, desde mi punto de vista, es el sentido común y me atrevo a decir que a lo que hubiera dicho el mismo Jesucristo puesto en el mismo brete (no faltan ejemplos en los evangelios que llevan a pensarlo). Esto es: si la mujer es buena con sus semejantes, educa a sus hijos para ser personas decentes que amen a su prójimo, se porta bien con su marido por muy divorciado que sea y cree en Dios ¿Qué mal hace la pobre comulgando?

Historia de un cambiazo

Esta disyuntiva es antigua y no carente de importancia. En los primeros siglos de la vida de la Iglesia, cuando lo que aún no era el catolicismo empezó a convertirse en una religión de masas y a fundirse con el Estado, se produjo un cambiazo a mi juicio pernicioso, pero que resutó inevitable en una estructura creciente como la de la Iglesia la cual, además, tenía que lidiar con seres humanos, demasiado humanos (pasó mucho más rápidamente en otra religión, si bien se mira, muy parecida al cristianismo, el comunismo).

Hasta ese momento, los cristianos se habían distinguido por una forma de vida basada en la fraternidad, la abolición de las clases sociales y otras diferencias como la del sexo, el socorro mútuo, el perdón de las faltas, la humildad, etcétera.

A partir del “cambiazo” al que aludía más arriba, el cristiano se distinguió no por cómo vivía, sino por la lista de cosas que creía o que tenía que creer.

Superficialmente, claro, se siguió insistiendo en lo de la bondad y tal peeeeeero, a la hora de la verdad, había que retratarse y dejar bien claro que uno creía que Dios era uno y trino, que María había tenido un hijo sin ayuda de varón (por lo menos sin la ayuda usual en estos casos) y, andando el tiempo que, como decía San Francisco de Borja, duque si no me equivoco de Gandía “lo blanco vea yo negro si la Iglesia jerárquica así lo manda” (Sí, Ainara: Francisco de Borja era un pelota de mucho cuidao).

Buenos o magnos

Gravita la Iglesia sobre estos dos conceptos de la vida. Entre los que privilegian la fórmula , la repetición correcta de los ritos, la lista de cosas en las que hay que creer y los que piensan (pensamos) que el cristianismo es sobre todo una forma de vida y que los golpes de pecho que uno se dé en misa valen de poco si uno, cuando sale a la calle, es un cabrón con pintas.

En otras palabras, que la Iglesia gravita entre Juan Pablo II el cual, particularmente en la etapa final de su pontificado, se echó en brazos de organizaciones de marcado carácter fundamentalista, y el Papa Francisco (o Juan XXIII) más partidarios –parece- de que el cristiano se distinga por la alegría, la humanidad y la bondad que por saberse bien todas las letanías.

A este respecto, me parece muy sintomático que a Juan Pablo II nadie le haya llamado “el papa bueno” y sí “el magno” . Y lo magno, Ainara, lo grande, no produce demasiadas simpatías, seamos realistas.

Por otro lado, la bondad, la dulzura, los márgenes para la libertad de criterio individual ponen al tipo rigorista muy nervioso porque, primero, su relación con Dios es un quid pro quo. O sea, yo hago esto bien, cubro todas las metas volantes y tú, Dios mío, me salvas (de lo que sea, elija cada cual su propia aventura). Después, porque encuentran la actitud de los que piensan (pensamos) que el fondo es muchísimo más importante que la forma, peligrosa, incontrolable, porque obliga a tomar ante la vida una postura arriesgada para cualquier gran empresay la Iglesia, en los tiempos que corren, lo es en más de un sentido- y esa postura es la de reconocer que no siempre se tiene a mano la respuesta correcta, que la vida es compleja, que se resiste a ser domada por el libro de instrucciones de los dogmas, que las personas no somos de una pieza, sino complejas, débiles, imperfectas, cambiantes e inconstantes. Capaces de lo mejor y de lo peor y que nos enfrentamos todos los días a zonas grises en las que lo bueno o lo malo dependen siempre de la consideración individual. Humanas, en suma.

Besos de tu tío

(*) Ainara es la sobrina del autor

QUERIDOS LECTORES: A partir de mañana, Viena Directo estará en servicios mínimos durante, por lo menos diez días. Habrá texto todos los días -una selección de los artículos más desternillantes publicados hasta ahora- pero probablemente tarde en contestar correos y comentarios. Volveré pronto y, cuando vuelva, volverá también el podcast y el ritmo diario de publicación de historias y noticias sobre Austria !Hasta pronto!


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