¿Qué tiene que ver Tolstoi con los huevos fritos? Pues en mi caso tiene que ver, y mucho.
30 de Noviembre.- Este post empezó a escribirse en noviembre del año pasado. Un día cualquiera, al salir del gimnasio, me compré de oferta un DVD con la última versión de Ana Karenina, en la que trabaja ese saco de huesos llamado Keira Knightley y Jude Law. La peli es vistosa quizá porque presupone que todo el mundo conoce la desdichada historia de la esposa del alto funcionario de San Petersburgo.
Historia de Ana Karenina
Para quien no se la sepa, la resumo. Ana Karenina es una mujer guapísima, perfecta esposa de Alexei Karenin, un alto magistrado de la Rusia de los zares. De cara a la sociedad, Ana y su marido forman el matrimonio ideal. Ella es buena y dócil, él es distinguido. Un día, durante una visita a Moscú, Ana conoce al conde Wronsky. Wronsky es un poquito chuloputinguis, pero es un hombre muy atractivo. El militar se enamora de Ana, la cual se ve en el brete de elegir entre seguir manteniendo la ficción de su matrimonio con Karenin –precio a pagar para poder conservar a su hijo- o bien ponerse el mundo por montera, perder posición, familia y honra, y decirle a Wronsky la consabida frase. O sea, “hazme tuya”.
Una intrigante novedad
La novedad de la película y lo que a mí me impulsó a investigar era Karenin. Jude Law hace una interpretación muy inteligente del magistrado. En las otras versiones, particularmente la de Greta Garbo (creo recordar que Karenin lo hacía el competente malvado Basil Rathbone) el magistrado era un ser odioso y uno casi aplaudía que la heroína se echase en brazos del apuesto militar (Frederic March, en este caso). Sin embargo, Jude Law le daba a su trabajo otro matiz. El de un hombre que está enamorado de su mujer, pero que no sabe decírselo. Una persona torturada y frágil. En esas circunstancias, uno no tiene tan claro que lo del folleteo de Ana con Wronsky sea la mejor opción (por cierto, en la versión de Greta Garbo, la censura eliminó la circunstancia de que Ana Karenina, en la novela, se queda embarazada de Wronsky).
O sea, que en la versión última, era como si Ana Karenina se hubiera transformado en “un ramito de violetas”.
¿Qué pensaba Alexei de que su mujer se fuera con otro? ¿Por cual de los dos Karenin se inclinaba el autor? Qué intriga (y qué frikada, lo sé, pero bueno).
Inmediatamente después de ver la película, pensé que había llegado la hora de leer la novela de Tolstoi, la cual ha sido declarada recientemente una de las diez mejores de la literatura universal. Me picaba mucho la curiosidad de ver si el autor se inclinaba por presentar a un Karenin malvado o bien por enseñarle al lector un Karenin sensible que ve con el corazón destrozado cómo le abandona su mujer sin que él pueda hacer nada.
¿Cuál era el problema? Tengan mis lectores presente que yo soy muy chapado a la antigua para estas cosas de las lecturas y que no utilizo Amazon. A mí, lo que me gusta es ir a la librería (Thalia en Mariahilferstrasse !Ese templo de la letra impresa!), y rebuscar, y ponerme a leer las primeras páginas de las novelas (muchas veces compro un libro por la primera frase que leo, y es un sistema que no me suele dar malos resultados). Tampoco tengo libro electrónico, así que tampoco puedo andar por ahí pirateándome cosas…
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