El Gobierno austriaco ha pensado que el inicio del nuevo curso escolar será un buen momento para regular de nuevo la baja médica. No ha llovido a gusto de todos.
11 de Agosto.- Hoy, las noticias, en Austria, han traido una sugestiva novedad. El Gobierno de Esta Pequeña República que nos acoge ha decidido iniciar, a partir de la entrada en el nuevo curso, el diálogo con los agentes sociales para regular de otra manera que la presente la baja laboral.
Hasta ahora, el tema funciona así: pongamos que uno se pone pachucho y que siente que todo le da vueltas y que, en esas condiciones, no podrá rendir al máximo en su puesto de trabajo para levantar la economía de este gran país. Llegado ese caso, se va como puede (o le llevan) a su médico de familia –cuando yo era chico se llamaba “médico de cabecera” porque era el que acudía a la cabecera de la cama del enfermo cuando este no podía ir a la consulta y decir treinta y tres- en fin, que uno está enfermo y se va a la consulta del médico y el galeno, después de examinarle cuidadosamente, pues le da la baja o no. Y esa baja, y aquí viene lo bueno, sólo tiene dos posibilidades o bien “tiene usted más cuento que Calleja, váyase de una vez a currar como está mandado o no respondo” o bien “métase usted en la cama, cómase una tortilla de paracetamoles y no aparezca en la oficina hasta nuevo aviso”.
Pues bien: el Gobierno de este gran país ha pensado en que quizá, hay situaciones en que la baja no tiene por qué ser total y que puede ser solo para determinadas cosas. Así sucede en los países nórdicos –de Dinamarca para abajo, cuando se quiere prestigiar alguna medida que se sabe que va a escocer, se acude siempre al “ah, es que en los países nórdicos lo hacen así y mire usted qué bien les va”-.
En los países nórdicos la cosa funciona así: el trabajador enferma o tiene algún percance de salud, el médico le ve y entonces evalúa su caso. El trabajador puede estar al 25% enfermo, al cincuenta o al setenta y cinco (y al cien, obviamente). El galeno se pronuncia y le recomienda al enfermo que, en su puesto de trabajo, afronte las tareas de acuerdo con su estado de salud, valoración médica que, asimismo, obliga al empresario, que tiene que asignarle al trabajador tareas que no empeoren su estado (so pena de sanción, seguramente, pero esto no lo decían en las noticias).
Por un lado, parece de sentido común que es un poco injusto que a uno le den la baja total por una afección que no le incapacita totalmente para lo que está haciendo (por ejemplo, se me ocurre alguien que no pueda levantar pesos y cuyo trabajo no consista en levantarlos). Por otro lado, es obvio que una situación así se presta al abuso en forma de “poyaque”. Empresario que dice aquello de “fulano, poyaque estás aquí, por qué no haces esto y esto”.
La patronal austriaca ha acogido la noticia de esta idea del Gobierno con muchísimo interés, en tanto que para los representantes de los trabajadores –la Arbeiterkammer– ha sido como si les mentaran a la bicha ¿Qué sucederá? Solo el tiempo tiene la palabra.
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