El nuevo hombre fuerte del Partido Popular austriaco, Sr. Mitterlehner, ha acudido a los estudios de la ORF para responder a las preguntas de la audiencia y del bueno del doctor Resetarits. La incógnita más acuciante, sobre todo para él, ha quedado abierta.
9 de Septiembre.- Como mis lectores saben, el Partido Popular Austriaco (ÖVP), una de las patas del Gobierno de Esta Pequeña República, cambió de líder hace unos días por abandono del anterior, Sr. Spindelegger. A estas alturas, si algo puede decirse es que nadie ha llorado mucho por Spindelegger. O sea, como hubiera dicho mi sobrina, cinco minutos y ya. Muy ya.
Reinhold Mitterlehner: el nuevo hombre fuerte del ÖVP
El sucesor de Spindelegger se llama Reinhold Mitterlehner (me voy a tener que acostumbrar a escribir este apellido, porque es bastante enredoso). No he querido hablar de él hasta hoy porque me apetecía hacerlo cuando el señor Mitterlehner hubiera tenido oportunidad de demostrar “cómo respira”. Lo ha hecho y, la verdad es que, comparado con el inabarcable aburrimiento que desprendía Spindelegger, no hay color.
Antes de entrar en materia, hagamos un poco de historia que, como dice Belén Esteban, los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla.
Mitterlehner nació en Helfenberg, en Oberösterreich, un pueblecito que, en 2011 tenía 911 habitantes. Mühlviertel. Austria profunda, o sea.
Mitterlehner, doctor en derecho, ha tenido, hasta hoy, una carrera muy ÖVP. Lento, pero seguro. O sea, político municipal, trabajo en la cámara de comercio, parlamento en el año 2000. Si no me falla la memoria, en 2008 fue nombrado ministro de Economía, Familia y Juventud en la primera legislatura Faymann. Es un hombre indudablemente listo, que transmite una solidez muy…Cómo decirlo, muy años cincuenta. Le apodan Django (nada que ver con el juguetón Spindi de antes), tiene fama de irascible (se adivina inmediatamente que es verdad) y de impaciente.
En casa de Resetarits
En este momento se encuentra en el estudio de la ORF, compareciendo ante el inefable doctor Resetarits en las Sommergespräche y hay que decir que, al márgen de todas las cosas previsibles y algo pasadas de moda, o sea, que Mitterlehner está por el ahorro, que le parece que lo primero es arreglar el presupuesto y luego ya diremos, que le gusta la familia modelo Rouco Varela y todas las cosas que se esperan de un político conservador que se fotografía muy gerne con curas ensotanados y jamás mezclaría peras con manzanas, lo cierto es que, de los políticos que han comparecido este año ante el implacable juicio de la audiencia austriaca, Mitterlehner es el único del que se puede decir que se nota mucho que ha estrechado muchas manos y que ha besado muchos niños mocosos. Huele a calle, o sea.
Tiene muchas plazas de pueblo a sus espaldas y transmite esa cualidad que, los que hemos trabajado en el comercio, sabemos que tienen los buenos viajantes. Esos que están acostumbrados a vender mucho a comisión, que amagan y no dan, que calan en décimas de segundo al que tienen delante, que cuando la señora se queja del producto procura sonreirle y ofrecerle una solución personal, hecha para ella, aunque luego la solución no sea la panacea. Mitterlehner (ya he aprendido por fin a escribirlo sin mirar) es un zorrete que conoce a su público.
Hoy, en casa de Resetarits ha demostrado por qué, a despecho de los zarrapastrosos porcentajes de intención de voto que cosecha su partido en las encuestas, él va por delante en las valoraciones de canciller porque transmite primero, mucha eficacia y, después, como queda dicho que, como decía Sabina, antes de princesa, es persona.
Lo ha demostrado hoy en directo cuando ha contestado las preguntas del pueblo soberano presente en el estudio. Varias veces se ha bajado del hoch Deutsch y se ha puesto a hablar en dialecto (señora, cómpreme estas medias, ya verá usted lo bien que le sientan cuando vaya a misa).
Ser o no ser
Dicho esto, a pesar de que Mitterlehner es un hombre con peso y con poso, a pesar de que, como comunicador está a años luz del soso de Spindelegger, lo fundamental no ha aparecido en la charla. Y lo fundamental es ¿Cómo va a convencer este hombre a todos los votantes que han abandonado la solidez de Titanic del ÖVP para lanzarse a los precarios botes salvavidas del FPÖ de que él es el canciller fetén y Strache un advenedizo? ¿Con qué armas va a vencer este hombre al que, como a Fraga, el Estado parece caberle en la cabeza, la retórica incendiaria de una ultraderecha que está venida arriba y que lidera las encuestas? ¿Cómo va a conseguir este hombre que los estratos más bajos de la escala social austriaca que se han marchado al pesebre de la ultraderecha, vuelvan a confiar en un partido al que les han enseñado a ver como “la casta”? Eso, aún habiendo tenido el espectador la sensación de que “había vida inteligente” en aquel estudio de televisión, no ha aparecido. Y como no aparezca pronto, Mitterlehner ya puede ir buscándose otro trabajo (o haciéndose un buen fondo de pensiones, que el sistema anda ya muy sobrecargado).
Viena está llena de rastros de la segunda guerra mundial. Pedro y yo les pasamos revista ¿Te animas a venir con nosotros?
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