Manifestarse en albornoz

Manifestacion¿Cuándo una manifestación deja de ser lícita para convertirse en una chorrada? ¿Quién lo decide? En Viena, hay personas que se están haciendo esta pregunta.

29 de Septiembre.- Sin duda, el reinado que dejó una huella más honda en la ciudad de Viena fue el del emperador Francisco José. Como fue tan prolongado (desde mediados del siglo XIX hasta la primera guerra mundial) el bueno de Paco Pepe tuvo mucho tiempo para dejar su impronta modernizadora, imprimiéndole a la capital de su imperio ese estilo inconfundible que hoy da la vuelta al mundo y que es el delirio de los súbditos del país del sol naciente.

La Ringstrasse

Una de las decisiones más transcendentales que se acometió en tiempos del primero, y hasta ahora último, de los Francisco Josés fue la de derribar las antiguas murallas de Viena y edificar en el espacio que había entre ellas y lo que hoy es el distrito uno. Por donde pasaban aquellas, Paco Pepe el constructor ordenó abrir un boulevard moderno, amplio, arbolado, al estilo del Boulevard Hausmann de París, en el que se edificasen además suntuosos palacios de estilo historicista que fueran la envidia de las naciones contemporáneas. A esta avenida se la llamó (se la llama aún) la Ringstrasse, y circunvala la almendra central de esta ciudad como un anillo que, en realidad, no es tal, sino que está formado por tramos rectos que forman un polígono (fue una exigencia de la policía vienesa por si, en tiempos convulsos, se formaban tumultos, para que la policía pudiera apostarse y tirar contra los manifestantes o cargar contra ellos).

El Ring es desde entonces, no solo una arteria fundamental para el transporte de personas y chismes, sino el manifestódromo tradicional de Viena y, merced a la flexible legislación austriaca al respecto, cualquier ciudadano puede convocar una manifestación sin más que notificárselo a la policía rellenando un formulario. Si se prevé que habrá un determinado número de asistentes, la policía vienesa, que siempre es muy diligente para estas cosas, cerrará la Ringstrasse conforme al horario establecido por los convocantes, y desviará el tráfico. Todo amparado por el sacratísimo derecho a la libertad de expresión. En la práctica, el equivalente vienés a la delegación del Gobierno, solo podría denegar la autorización para una autorización cuyo lema fuera “Hitler, eras más sexi que Kim Jong Il, volvamos al régimen nazi o implantemos una dictadura como la de Corea (la mala)” o algo similar.

Un manifestódromo no siempre popular

Esto hace que el Ring esté cerrado al tráfico parcialmente un día sí y otro también y que el comercio de la zona (por otra parte, aparentemente muy próspero) proteste ante caídas de ventas de hasta un sesenta por ciento, debido al pitorreo que, según ellos, se traen determinados convocantes de manifestaciones que, según muchas (e iracundas) voces, utilizan mal este derecho que toda democracia conlleva (y que es sanísimo).

Naturalmente, en las épocas de climatología más benigna el fenomeno es particularmente sangrante porque claro, no solo desfilan por el Ring los divertidos reivindicadores de los derechos de los gays, o los modernos que, en la Street Parade, celebran el final del verano bailando “rismos de astualidá”, o los que defienden que se debería permitir el fumercio de marihuana y otras hierbas de hacer cigarros de la risa, sino también los que creen que sería estupendo vitalizar el transporte sobre patines (los primeros viernes de cada mes los verdes organizan una “patinada” que también ocasiona el cierre del Ring) o los creyentes que convocan una “Marcha por Jesús” (nos tememos mucho que, con marcha o sin ella, lo de la ejecución de ese pobre hombre, después de dosmil años, ya no tiene mucho arreglo) o los que desfilan para celebrar que la cosecha se les ha dado divinamente o…Pongan aquí mis lectores el “frikimmo” que más les guste.

La última, la gota que ha colmado el vaso, ha sido que, con ocasión (mañana) del octagésimo cumpleaños de Udo Jürgens (para que nos hagamos una idea, una especie de Raphael austriaco) el museo de Madame Tussaud ha convocado una pseudomanifestación en la que los fanes y las fanas del cantante carintio desfilarán por el Ring en albornoz (una marca de Jürgens, que siempre termina así sus conciertos) y reivindicarán “Más libertad para las canciones de Udo Jürgens”. La broma con finalidad comercial del museo de cera vienés va a producir el cierre al tráfico de la Ringstrasse durante más de hora y media y total, dicen los comerciantes austriacos por una “tontá”. Dichos comerciantes están que trinan pero claro, con la ley en la mano, si el museo de Madame Tussaud o quien le sirva de hombre de paja han cumplido con todos los requisitos, con cabreo o sin cabreo comercial, la “manifestación” habrá de celebrarse.

Supongo que los comerciantes vieneses agradecerán las ideas de los lectores de Viena Directo para evitar en lo futuro cosas como esta ¿A alguien se le ocurre algo?

Hablando con Nina (foto: Pablo A. Mendivil)
Hablando con Nina (foto: Pablo A. Mendivil)

¿Tienes plan para mañana? ¿No? Pues entonces aún estás a tiempo de ir al concierto que Nina y sus compañeros dan en la Gasgasse. La entrada es gratuita y es a las siete !No te lo pierdas!


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Comentarios

Una respuesta a «Manifestarse en albornoz»

  1. Avatar de Sandra
    Sandra

    Propongo que trasladen las manifestaciones a la Donauinsel y así,si la cosa se calienta demasiado,tienen
    el agua cerca.

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