150 años de la Ringstrasse

RingstrasseLa calle más famosa de Viena y una de las más famosas del mundo celebra en estos días su primer siglo y medio de vida !Ven conmigo a conocer su apasionante historia!

26 de Abril.- Hoy, parece hasta mentira, pero hubo un tiempo en que Viena era lo que hoy es su almendra central. Un lugar en donde, lógicamente, todo el mundo que quería estar en el ajo de lo que pasaba en el imperio austro-húngaro quería vivir y en donde el espacio disponible era un lujazo que solo los muy ricos podían permitirse. Hubo un tiempo en el que, entre esa almendra central y las murallas se extendía una extensión, el glacis, en donde no estaba permitido plantar ni construir. Y hubo un tiempo, en suma, en que almendra central y glacis estuvieron rodeadas por unas murallas defensivas.

En 1850, después de la revolución que condujo al ascenso al trono del emperador Francisco José Viena, como una bella durmiente, se sacudió la modorra y, llevada por el viento de una incipiente revolución, esta vez industrial, decidió pegar un estirón (también porque los economistas de Francisco José eran todos Keynesianos avant la lettre, y se dieron cuenta de que la manera de que la economía floreciese era que el Estado aplicase estímulos duraderos a la actividad económica).

Así pues, se añadieron al término municipal lo que antes habían sido suburbios y hoy son los distritos 1 al 7. Los que tenían dinero y podían gastarlo, no tardaron en fijarse en el inmenso espacio que había entre el Hofburg y los nuevos terrenos incorporados a Viena. Había solamente un obstáculo: tanto el glacis, del que hablábamos más arriba como las murallas pertenecían al Estado y era el Estado (y el emperador como su más alta instancia) el que debía dar el pistoletazo de salida a la recalificación de terrenos más grande de la Historia de Austria hasta ese momento.

Dicho pistoletazo se produjo el 20 de diciembre de 1857. En dicha jornada feliz, el emperador Paco Pepe, se levantó, abrió las cortinas de su dormitorio, se subió la gomilla de los pantalones del eskijama–que es una cosa que los hombres hacemos cuando tomamos grandes decisiones- y le dijo a su santa:

-Isabelita, nena, que se me ha ocurrido esta noche que vamos a construir un boulevard que nuestros primos de París se van a rilar por las patas cuando lo vean.

-Te dije que no cenaras tanto, churri, que luego pasa lo que pasa.

-Qué burra eres,  tenía que haberte dejado con tu padre matando gamos en Baviera ¿No comprendes que esto nos va a poner en el mapa de los países europeos? ¿No has oido hablar del turismo? Me lo estuvo contando el otro día el conde Estherhazy. Es una cosa nueva, pero yo creo que tiene mucho potencial.

-Lo que tú quieras, amor, que para eso eres emperador por la gracia de Dios –dijo ella- yo voy a ver si hago un poco de gimnasia, que ayer cené una hoja de lechuga y mira, ya me veo el michelín –Paco Pepe la miró de hito en hito. Luego, le dijo:

-Te voy a decir una cosa, nena.

-Qué, alegría de mi Hofburg.

-Desde que te ha entrado la manía esta del adelgazamiento, me estás perdiendo todo el lustre.

-Paco, eres un antiguo. Algún día, todas las mujeres harán gimnasia.

-Sí, y tendrán barba y cantarán ¡No te jiba esta con lo que me sale!

-Reaccionario.

-Vigoréxica.

-Te quiero.

-Y yo a ti, ven pacá que te dé un muerdo.

– ¡Ay, pesado! Déjame, que llego tarde a la gimnasia.

El emperador firmó el decreto y se imprimió oportunamente el 25 de Diciembre en el Wiener Zeitung –el BOE de entonces-. Con el mismo decreto, se convocó el concurso de proyectos para ver cómo se iba a aprovechar el espacio que se había ganado. A principios de 1858 empezaron los trabajos de demolición de las murallas de Viena (de las cuales quedan hoy algunos cachitos testimoniales, en Stubentor, por ejemplo) trabajos que no se terminaron hasta 1874.

Entretanto, se planearon la Ringstrasse propiamente dicha, que estuvo desde el principio concebida para ser una calle de representación (cosa que hoy continúa siendo, aparte del manifestódromo de Austria) y un anillo exterior aproximadamente parlelo que se llamó la Zweier Linie para que circularan los carruajes de suministros (y que coincide, en gran parte con la línea 2 de metro).

¿Cómo se financiaron las obras? Como decía más arriba, la Ringstrasse se financió con una recalificación de terrenos. Lo que antes habían sido terrenos no urbanizables fueron cambiados por el Gobierno a terrenos urbanizables y fueron vendidos a algunas de las más ilustres (y ricas) familias del Imperio austro-húngaro. Pronto, la Ringstrasse se convirtió en “the place to live” y en “the place to be”. Los vecinos de la nueva calle fueron el “jú is jú” del imperio y hasta la querida del emperador (bueno, la más constante, Katharina Schratt) tuvo su piso enfrente de la ópera.

Estilísticamente, se planearon edificios en todos los estilos del historicismo, formando así una especie de parque temático para arquitectos nostálgicos. El nuevo ayuntamiento fue neogótico, el Parlamento (que, de todas formas, el emperador no tenía planeado utilizar mucho) fue neoclásico, la ópera neorrenacentista (los pobres Sicard von Sicardsburg y Van Der Null, que la construyeron, terminaron pagándolo con su vida). Había óperas, teatros, iglesias y todo lo que cualquier gran capital pudiera desear. El desembolso fue astronómico y los resultados brillantísimos.

La calle propiamente dicha fue inaugurada el primero de mayo de 1865. Lo hizo el emperador en presencia de su santa y de numerosos archiduques y miembros de la nobleza.

Para una información más exhaustiva, pinchar aquí


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.