Austria fuera del Euro y de la Unión Europea (2)

piruetaO cómo, en medio de la desesperación, el planeta fútbol hizo su sorpresiva aparición en la crisis económica austriaca.

22 de Junio.- ¿Qué inclinó al canciller Strache a considerar la generosa oferta? Quizá fue que, por primera vez desde el principio de su mandato, el Kronen Zeitung, el periódico más leido de Austria, el que había secundado sin rechistar sus llamamientos a consumir productos austriacos al objeto de intentar compensar con consumo interior la caida de las exportaciones, el que había fortalecido ante las clases medias y medias bajas de Austria –su principal cantera de votantes- una imagen de gran estadista internacional que de ningún modo se correspondía con la realidad, en resumen, su principal sostén mediático, empezó lentamente a retirarle su apoyo.

Strache vio con dolor cómo el periódico empezaba a criticar lo que calificaba de “injerencias externas” y no eran otra cosa que la impotencia del canciller de ofrecer a los acreedores internacionales una “lista de reformas” convincente. De pronto, el periódico empezó a hacer caso de las acusaciones de la oposición, que criticaba el súbito enriquecimiento del canciller Strache y de sus colaboradores más cercanos (los cuales, estaba claro, siguiendo la tradición del partido, habían decidido preparse un cómodo retiro para cuando las cosas se pusieran feas).

Pero ¿Quiénes eran los que se ofrecían a darle al canciller Strache los miles de millones de euros que le comprarían un respiro de apenas mes y medio frente a la presión de los mercados?

Para saberlo, tenemos que retroceder. En la primavera de 2015, “el planeta fútbol” se vio sacudido por un enorme escándalo que, durante el año 2016 y principios del 2017 alcanzó su fase penal. Como resultado, se produjo una enorme purga en lo que podríamos llamar “el tejido empresarial” del deporte rey. La UEFA quedó prácticamente desmantelada y, sorprendentemente, la monarquía saudí fue la que se hizo cargo de un profundo lavado de imagen. Los monarcas alahuitas tenían todo lo que a Strache le faltaba: sobre todo, como es obvio, dinero a espuertas. Los custodios de los lugares santos del islam saben desde los años cuarenta del siglo XX que el dinero no solo sirve para comprar Rolls Royces en Inglaterra y horrorosos muebles imitación Luis XIV elaborados en el litoral mediterráneo español. El dinero, en este y en todos los siglos, sirve principalmente para comprar talento. Y prestigio.

Los jeques árabes se mueren por el lujo europeo y el colmo del lujo europeo, la ciudad a donde los vástagos de las mejores familias saudíes van a pasar la luna de miel con sus esposas, es Viena.

Despues de la tormenta

Por eso no era extraño que los jeques árabes le propusieran al canciller Strache, para establecer la nueva sede de la FIFA, la compra del Neue Burg, el ala más reciente del Hofburg, que llevaba años cerrada porque los costes de mantenimiento y reformas de los museos que albergaba se habían vuelto excesivamente gravosos para el debilitado presupuesto del Estado austriaco –el cual había fracasado a la hora de buscar patrocinadores privados que se hicieran cargo de los enormes costes de mantenimiento de los vetustos palacios de los Habsburgo-.

Pero la oferta era todavía más audaz si se considera que los árabes querían comprar el edificio y transportarlo entero, piedra a piedra a la península arábiga. Ellos se harían cargo de la problemática logística de la operación, naturalmente.

Cundió el estupor ¿Aceptaría Strache la oferta de los árabes?


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