La crisis griega y la política interior austriaca

Cambiemos el mundoLa Unión Europea se enfrenta a una encrucijada dramática ¿Qué influencia puede tener en la política interior austriaca?

27 de Junio.- Cuando me he enterado de la última (y terrible) noticia a propósito de la ruptura del Gobierno griego con el Eurogrupo estaba en Burgenland, en una cata de vinos. Cuando la locutora de la radio que había puesta (una emisora bávara, por cierto) ha contado lo que había sucedido, a mí se me han puesto las gónadas de corbata pero a mis compañeros de copa de vino blanco la verdad es que parece que el asunto les ha traido bastante al fresco (aunque, bien pensado, tampoco es una cata de vinos el sitio como para empezar a hablar de los estilismos del ministro de economía griego). En fin.

Informaciones de emergencia desde una cata de vinos

Yo me he pueso a leer como un poseso los diferentes periódicos en el móvil (en todos los idiomas que hablo) y, como ciudadano europeo que soy, convencido además de que la Unión Europea es lo mejor que le ha pasado al continente desde hace muchos siglos, estaba preocupadísimo y sobre todo ansioso de información.

No se ha podido sacar mucho en claro, la verdad, aunque es previsible que la crisis griega tenga un rebote perverso en las ya de por sí deterioradas condiciones de la política interior austriaca.

Por lo pronto, al enterarme del asunto griego, al venirme a la cabeza la imagen del macarra del ministro de economía heleno, me ha venido a la cabeza su contraparte austriaca: o sea, el macarra del ultraderechista que encabeza la oposición en Esta Pequeña (pero salada) República y la munición que estas noticias pueden darle a la ultraderecha austriaca.

Los dos, Strache y Varoufakis, si bien se mira, tienen muchísimo más en común de lo que parece. Cada uno por diferentes razones Varufakis y Strache son ferozmente antieuropeistas. El griego porque la Unión representa para él (para Grecia) lo que los profesores a los alumnos vagos (y eso, todos los que hemos dado clase a alumnos torpes lo sabemos) o sea, el control, la evidencia de que existen unas reglas enojosas que uno no se puede pasar por el forro sin consecuencias. El otro, por puro resentimiento social, porque la Unión representa una modernidad exigente a la que ni Strache ni la mayoría de sus votantes no quiere o no puede adaptarse. Una modernidad de complejidad tecnológica, de movilidad geográfica entre los diferentes países de la Unión, una modernidad de gente hablando en diferentes idiomas con toda naturalidad, una modernidad en la que la condición necesaria sea que la tolerancia sobre el ser y el sentir ajeno se impongan.

La gran encrucijada de la UE

La Unión Europea se enfrenta, en estos momentos a una gran encrucijada. Si durante estos años se ha conseguido crear una masa de población suficiente que merezca el nombre de Ciudadanos Europeos (esto es, políglotas, tolerantes y pacifistas) entonces la Unión Europea sobrevivirá. Si son todos como Varufakis o como Strache (dos caras de la misma moneda) cejijuntos, reaccionarios, intentando trampear con lo que van pudiendo y jugando de farol entonces (con perdón) los europeos estamos jodidos.

Nos jugamos mucho. El lado oscuro de la fuerza, los que no han sido capaces de adaptarse a este proyecto paneuropeista cuyo mantenimiento y salvamento es de sentido común, ya están moviendo ficha. En Austria hay una iniciativa popular (apoyada por la ultraderecha, por cierto) que pretende convocar un referendum para que Austria salga de la Unión Europea (una decisión de lo más imbécil que tendría, en el contexto actual, unas consecuencias catastróficas para la economía austriaca). Con la Unión Europea pasa como con las vacunas infantiles. Son víctimas de la paradoja de su éxito. Como todo el mundo vive tan feliz en la Unión, protegido por el paraguas de la moneda común y de su evidente progresismo, todo el mundo toma esa comodidad como una cosa que siempre ha estado ahí y que ya no tiene vuelta atrás (los que hemos salido de las fronteras de la Unión sabemos que no es así) y piensa que la Unión de la que manan todas esas ventajas, lo mismo que las vacunas contra las enfermedades infantiles, no son necesarias.

Desgraciadamente, la Historia ha demostrado lo contrario. En los dos casos.


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Comentarios

2 respuestas a «La crisis griega y la política interior austriaca»

  1. Avatar de Sergio Tallo Torres

    Hola Paco! Soy un asiduo lector tuyo (me permito tutearte, te he leído tanto que casi parece que te conozco) desde hace ya un par de años. También residente en Viena desde hace más o menos el mismo tiempo que tu y coincidente en casi todas las opiniones que aportas en este blog. Pero, esta vez me he decidido a escribir porque hay un par de cosas con las que no estoy de acuerdo.
    Creo que la comparación entre la FPÖ y Syriza no es, en mi opinión, correcta. Syriza no es antieuropeista. El problema es que no es Europa quien gobierna la Unión Europea. No debería ser posible que el FMI y el BCE, ambos órganos privados (y en el caso del FMI incluso no europeo) decidan la política de la Unión. La política de la Unión la deben decidir los ciudadanos europeos y no la banca. Partidos como Syriza son verdaderos europeistas ya que defienden lo que la Unión Europea debería ser y están en contra de lo que se ha convertido. Yo, me considero europeo, estoy a favor de la Unión, de sus principios de solidaridad, de unión, de comunidad social entre todos los europeos. Pero estoy totalmente en contra de lo que se ha convertido, que no es ni mas ni menos en un instrumento del poder bancario para seguir inflando los bolsillos de unos pocos a costa de la mayoría. Esa Europa no la quiero y si eso significa que hay que salirse de ella para construirla de nuevo, bienvenida sea esa solución. Sin mas, un saludo y a ver si alguna vez podemos tomarnos algo juntos!

    Sergio

    1. Avatar de Paco Bernal
      Paco Bernal

      Hola Sergio! Muchas gracias por tu comentario y, naturalmente, muchas gracias por leer Viena Directo 🙂 Yo soy muy escéptico con Syriza, como soy muy escéptico con todos los partidos que le dicen a la gente lo que quiere oir. Te doy la razón en que la Unión Europea necesitaría que los ciudadanos entrasen más en las instituciones. Yo creo que deberíamos avanzar hacia los Estados Unidos de Europa. Muchas de estas historias son el fruto de que el pegamento que une a los países de la Unión es muy frágil y los Estados no están bajo el paraguas de un Gobierno común directamente elegido por el pueblo.
      En cuanto a lo de tomarnos algo, cuando quieras. Encantado 🙂 cuando tengas un rato, mándame un correo y lo arreglamos.
      Un saludo! 🙂

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