Utilizó Facebook como antaño se utilizaban las puertas de los baños de caballeros y claro, sin calibrar el alcance de sus actos, perdió su trabajo.
28 de Julio.- La foto es,de verdad, muy bonita. Muestra a una niña, sabemos que se llama Dunja, mojada y feliz ¿Por qué está feliz? Cuando uno se preocupa por saber un poco más se entera de que Dunja es una chiquilla siria de seis años que está en un campo de refugiados austriaco y que los bomberos del pueblo cercano, preocupados por las temperaturas extremas de estos últimos días, decidieron voluntariamente hacerles una fiesta de agua a los niños para refrescarles.
La foto ha sido ampliamente reproducida en los medios austriacos. En la página web de una emisora de radio también se ha publicado la foto abierta, como suele suceder en estos casos, a los comentarios de los tertuliantes cibernéticos. Uno de ellos, un chico tirolés aprendiz de mecánico en la Porsche, en un momento en el que debía de estar especialmente inspirado (probablemente acometiendo un acto que eleva tanto la satisfacción personal como tirar de la cadena después de j*ñar, con perdón) escribió: “Flammenwerfer währe (sic!) da die bessere Lösung.” O, lo que es lo mismo “Un lanzallamas ubiera sido una solución mejor” (vertemos al español la curiosa ortografía alemana del autor).
Un grupo de Facebook fundado por un hombre llamado Sascha Thaler al objeto de cazar en las redes comentarios racistas o nazis, encontró el comentario del tirolés y lo denunció a la autoridad competente –ese tipo de manifestaciones públicas están prohibidas en Austria-, asimismo Sascha Thaler se puso en contacto con los jefes del autor del comentario xenófobo, el cual cuenta la sazón diecisiete años (como dice mi madre “qué diecisiete guarros que podría haber criado su padre”).
Los jefes del infractor le pusieron de patitas en la calle de manera fulminante, rescindiendo su contrato en un decir amén. Una vez se hizo efectivo el despido, el angelico utilizó el mismo medio que había usado para lanzar su exhabrupto para disculparse (una cosa como aquello del Rey padre cuando le pillaron con el carrito del helao de los elefantes, aquello de “lo siento, me he equivocao, no volverá a ocurrir”). Demasiado tarde. Como sucedió con el anterior Jefe del Estado, la disculpa no coló. El infractor no ha sido readmitido.
El impulsor del grupo de Facebook “cazanazis”, Thaler, no está demasiado contento con la reacción de Porsche la cual, según él, estaba bastante lejos de sus intenciones (aunque, bien mirado, era bastante previsible). Quizá preso por los remordimientos de conciencia dice que con una advertencia quizá hubiera bastado (yo, personalmente, lo dudo bastante, supongo que con la edad uno -¡Qué lástima más grande!- pierde mucha fe en el ser humano).
Las ideas de la ultraderecha están muy extendidas en las clases bajas de la sociedad austriaca –y aquí no viene tanto el tema en la circunstancia del dinero que se tenga en el banco sino en el nivel cultural-. Parece ser que la madre del angelico es simpatizante de PEGIDA –recurriendo de nuevo al acervo popular, “viendo el chozo se ve al guarda”– con lo cual es muy poco sorprendente que el chaval haya salido así.
Personalmente, uno duda mucho de que una medida como el despido sea eficaz a la hora de hacer que un chaval crecido en un entorno así abandone el racismo y la xenofobia y se convierta en una persona normal. Más bien creo que incluso puede ser contraproducente. Uno se imagina a la madre del interfecto repitiendo sin pensar la misma clase de cosas con las que los políticos ultraderechistas le comen la oreja a su electorado. Aquello de que cualquier preocupación por los desfavorecidos es un acto de “buenismo” utópico y que todos los refugiados son en realidad o bien peligrosos islamistas camuflados o aprovechados que vienen a vivir del Estado de bienestar austriaco. Lo ideal sería o bien poner al angelito y a su madre a leer –cosa que es poco probable que hagan- o bien, muchísimo mejor, ponerles a trabajar, por ejemplo, cuidando niños en un campo de refugiados. Quizá así se diera cuenta de que, independientemente de nuestras circunstancias, todos somos hermanos y, como decía un amigo mío, “la sonrisa es el único lenguaje universal”.
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