El rojerío siempre provocando

jedermannAyer, el político ultraderechista Heinz Christian Strache fue al teatro en Salzburgo. A los cómicos no les sentó bien verle y decidieron ser rebeldes.

20 de Agosto.- El año pasado, por estas fechas, estaba yo en Salzkammergut (en este caso sí que, literalmente, “marco incomparable de belleza sin igual”). Aparte de pasar un calor de aúpa y pasarlo además con la boca abierta debido a la belleza de la región (ese agua color turquesa, esos bosques tupidos) para mí esas estupendas vacaciones están asociadas a una cámara de fotos que me regaló mi amigo Gonzalo –cámara que había pertenecido anteriormente a su padre-: una Yashica de los años sesenta que está como cuando la fabricaron y hace unas fotos fenomenales.

Pareja aristocrática

Pero también recordaré siempre que fue la primera vez que vi en directo el Jedermann de Hugo von Hofsmansthal, obra que yo había visto por la tele hecha por Klaus Maria Brandauer en una grabación de las Festspiele de Salzburgo y que me había dejado bastante frío (quizá porque le tengo cierta manía a Klaus Maria, quizá debido a su papel en Memorias de África).

Sin embargo, aquel Jedermann, representado en un pueblo pequeño por una compañía de aficionados, en un tablado que no tenía más fondo que unos árboles frondosos, me reconcilió con la magia del teatro. La noche de verano, la gente apretada en los bancos, los nervios de los actores que se intuían, el soberbio protagonista (muchísimo mejor que Brandauer), la vuelta en el coche, en medio del silencio del campo…En fin, todo se alió para que fuera una noche bellísima e irrepetible.

El Jedermann famoso, claro, es el de la plaza de la catedral de Salzburgo (uno más de esos inventos austriacos para aprovechar cualquier cuarto y mitad de monumento que tengan para producir un atractivo turístico). Todos los años, un actor famoso hace el papel protagonista (este año repite Cornelius Obonya) y todo el mundo se sabe la obra (un poco como el Tenorio en España) y, como la pieza es corta y bastante entretenida (dentro de lo que es Hofmansthal) pues hay muchas personalidades públicas que acuden a verlo y darse así un barniz cultural.

Ayer, estuvo en el Jedermann de Salzburgo el inefable (se agotan con él los adjetivos) Strache, acompañado por su hijo (político) predilecto, aquel en el que deposita todas sus complacencias, Johann Gudenus (quien quiera saber del pie de que cojea Gudenus no tiene más que pinchar en este bonito link). También acudió Herbert Kickl, cerebro gris de la formación ultraderechista de la que los dos anteriores son rostros prominentes y, mientras esperaban el principio de la representación, se hicieron hasta autorretratos con el telefonino que luego colgaron en la red social.

Ya se sabe que la farándula es lugar en donde habita con más gusto el rojerío así que cuando los cómicos, anoche, supieron que en el patio de butacas estaba Strache, cundió entre las filas de los honrados trabajadores de la escena una especie de prurito de rebeldía que se materializó cuando, en un momento de la obra, en el que salen unos músicos, uno de ellos “citó” brevemente la Internacional. O sea que como rebeldía, la verdad, el acto fue bastante birria pero, como en Austria no están acostumbrados a estas cosas, el tema de la Internacional ha tenido considerable eco en los medios austriacos. Vamos, que le llegan a hacer a Strache lo que Animalario hizo en los Goya aquel año y a las señoras de Salzburgo se les para el marcapasos.

Señora

Bien sea porque Strache compartiese aquello de que “el mejor desprecio es no hacer aprecio” o bien porque Strache es un hombre que si lo sacas de una discoteca pastillera de Ibiza no es capaz de registrar estímulos más sutiles, lo cierto es que el político no se dio por aludido del asunto y salió todo feliz de la representación. Kickl sí que se dio cuenta, claro, y declaró posteriormente que era un acto lamentable. Los organizadores de la Festspiele sí que se han distanciado del subversivo (¡Ja!) acto de los cómicos y, dándole cuerda nerviosamente a los marcapasos y sujetándose las prótesis de titanio de las caderas, han declarado que la ideología política de los actores no tiene ningún sitio en un acto cultural (con lo cual no han hecho más que echarle gasolina al fuego de la polémica, claro).

Poca valentía es tocar unos cuantos compases de la Internacional y, desgraciadamente, no evitará que el treinta por ciento de austriacos que piensa (es un decir) que Strache puede ser un gobernante razonable siga creyéndolo.

¿Te ha gustado este post? !Pues dímelo con flores! Viena Directo tiene página en Facebook, dale al “me gusta” (I like it) y no te pierdas ni una de las entradas del blog.


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Una respuesta a «El rojerío siempre provocando»

  1. Avatar de Luis
    Luis

    La gente de la farándula es extrovertida por naturaleza, y suele tener una necesidad compulsiva de exteriorizar su mentalidad avanzada, pero a veces se les va la mano (o la pata) como con el cantante judío en el festival de Benicàssim. Saludos. Luis

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.